THE LATIN VOX (16 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Las acciones de Intel subieron con fuerza el pasado jueves después de que un reporte de Bloomberg señalara que la administración de Donald Trump estaría evaluando adquirir una participación en la golpeada compañía estadounidense de semiconductores, como parte de un plan para reforzar su hub de fábricas en Ohio.
Los títulos de la firma avanzaron hasta 8,9 % durante la jornada y cerraron con un alza de 7,4 %, en 23,86 dólares, lo que elevó su capitalización bursátil a 104.400 millones de dólares.
Un movimiento inesperado
El supuesto plan representaría un giro llamativo en la relación entre Trump y la empresa. Apenas la semana pasada, el presidente había pedido públicamente la renuncia del CEO de Intel, Lip-Bu Tan, a quien acusó de tener vínculos con el Partido Comunista Chino. “El CEO de Intel está altamente conflictado y debe dimitir de inmediato. No hay otra solución”, escribió en su red social Truth Social.
Pese a estas tensiones, Bloomberg aseguró que Tan se mantendría al frente de la compañía y que las conversaciones sobre un eventual desembarco de fondos públicos en Intel surgieron de una reunión entre el mandatario y el directivo esta misma semana.
Consultado por la prensa, el portavoz de la Casa Blanca, Kush Desai, advirtió: “Las discusiones sobre acuerdos hipotéticos deben considerarse especulación hasta que sean anunciadas oficialmente por la administración”.
Contexto de presión económica y geopolítica
El posible interés de Trump en Intel se inscribe en un marco más amplio de intervenciones estatales en sectores estratégicos.
La Casa Blanca ya anunció medidas que obligarán a fabricantes como Nvidia y AMD a entregar el 15 % de sus ingresos por ventas de chips de inteligencia artificial a China, mientras que en julio el Departamento de Defensa adquirió una participación preferente de 400 millones de dólares en MP Materials, productor estadounidense de tierras raras.
La apuesta por Intel también podría reforzar la campaña del republicano a favor de una política industrial nacionalista, en un momento en que ha amenazado con imponer aranceles de hasta 100 % a los semiconductores importados, lo que daría ventaja competitiva a fabricantes con plantas en suelo estadounidense.
Un gigante bajo presión
El interés del gobierno llega cuando Intel atraviesa una etapa de ajuste, con recortes de empleo y una agresiva estrategia de reducción de costos. La compañía ha insistido en que su prioridad sigue siendo la seguridad económica y nacional de Estados Unidos: “Intel ha fabricado en América durante 56 años”, subrayó en un comunicado reciente, donde reafirmó su compromiso con la agenda de “America First”.
Aun sin confirmación oficial, el mero rumor de una inyección de capital federal bastó para despertar entusiasmo en los mercados. La incógnita es si este aparente acercamiento entre Trump y la cúpula de Intel se traducirá en un rescate estatal o quedará como un episodio más en la volátil relación entre el presidente y uno de los emblemas tecnológicos de Estados Unidos.
Crédito fotográfico: MediaNama