
THE LATIN VOX (16 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Por más de cincuenta días desde el inicio de la segunda administración de Donald Trump, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha sufrido una transformación radical bajo la dirección de su nuevo secretario, Pete Hegseth.
Con una visión profundamente influenciada por su pasado como comentarista de Fox News, Hegseth ha convertido sus ideas en políticas concretas dentro del Pentágono, desatando un debate sobre el futuro de las fuerzas armadas estadounidenses.
Su llegada estuvo marcada por decisiones contundentes. Desde sus primeras declaraciones, Hegseth envió un mensaje claro a la comunidad internacional al reprender a los aliados de la OTAN y afirmar que Estados Unidos nunca aceptaría a Ucrania en la alianza.
A nivel interno, ha impulsado una purga en los altos mandos militares, desplazando a oficiales de alto rango, incluidas mujeres y personas de color, eliminando por completo los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) y reduciendo drásticamente las iniciativas de mitigación de daños civiles en zonas de conflicto.
Estas acciones han generado críticas severas de expertos militares y exfuncionarios del Pentágono, quienes acusan a Hegseth de poner en peligro la preparación de las fuerzas armadas para los conflictos del futuro.
El general retirado Paul Eaton, veterano de la guerra de Irak, advirtió que, mientras otras potencias se modernizan, el Pentágono bajo Hegseth se enfoca en disputas culturales que no fortalecen la capacidad bélica del país. Eaton también cuestionó la remoción de altos oficiales, incluidas figuras históricas como la primera mujer en liderar la Armada.
Otro punto de controversia es la cancelación de investigaciones sobre tendencias sociales, cambio climático y migración global, justificadas por Hegseth como medidas de ahorro, eliminando así un presupuesto de $30 millones anuales destinados a estos estudios.
«El Departamento de Defensa no hace tonterías sobre cambio climático. Nos enfocamos en entrenamiento y guerra», afirmó el secretario en redes sociales, en una postura que refleja su desdén por las iniciativas implementadas en administraciones anteriores.
No obstante, su enfoque en la «letalidad» del ejército y su respaldo a unidades de operaciones especiales han despertado preocupaciones sobre la falta de regulación en misiones encubiertas y el posible incremento de daños colaterales.
El cierre de la Oficina de Mitigación y Respuesta a Daños Civiles y el Centro de Excelencia en Protección Civil han sido interpretados como un retroceso en la evolución de las reglas de combate de EE.UU.
En el ámbito internacional, la postura de Hegseth también genera incertidumbre. Bajo su dirección, el Pentágono ha reducido el apoyo militar e inteligencia a Ucrania, poniendo en peligro su resistencia frente a Rusia. La comunidad internacional teme que esta decisión sea un presagio del fin del compromiso de EE.UU. con sus aliados, lo que podría redefinir el equilibrio de poder en Europa y el mundo.
Mientras tanto, Hegseth ha redirigido la atención del Pentágono hacia la frontera con México y la contención de China, relegando las preocupaciones sobre la OTAN y la guerra en Ucrania a un segundo plano. Esta reorientación podría tener consecuencias a largo plazo en la seguridad global y en la posición estratégica de EE.UU.
La falta de respuestas por parte del Pentágono ante las preguntas sobre la influencia personal de Hegseth en la política de defensa solo alimenta más incertidumbre. Con una visión que prioriza la confrontación ideológica sobre la modernización estratégica, la gestión de Hegseth podría estar redefiniendo no solo el Pentágono, sino también el papel de EE.UU. en el mundo.
Crédito fotográfico: The New York Times