
THE LATIN VOX (27 de septiembre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció hoy sábado el despliegue de tropas en Portland, Oregón, alegando que la ciudad está “asolada por la guerra” y bajo el asedio de “antifascistas y terroristas domésticos”.
La decisión, celebrada en redes sociales por el propio mandatario, fue rechazada de inmediato por las autoridades locales y estatales, que la calificaron de innecesaria, engañosa y peligrosa.
La gobernadora de Oregón, Tina Kotek, respondió con firmeza: “No hay insurrección, no hay amenaza a la seguridad nacional y no hay necesidad de tropas militares en nuestra ciudad. Portland sabe manejar sus asuntos de seguridad pública”.
El alcalde, Keith Wilson, fue aún más contundente: “El número de tropas necesarias es cero”, advirtió, acusando al presidente de basarse en imágenes recicladas de protestas ocurridas hace cinco años.
En el terreno, la realidad contradice la narrativa presidencial. Se constató el sábado por la mañana que el centro de Portland estaba tranquilo: el mercado de agricultores se desarrollaba con normalidad y en las inmediaciones de la oficina local del Servicio de Inmigración (ICE) había apenas cuatro manifestantes, uno de ellos disfrazado de gallina envuelta en una bandera estadounidense con un cartel que decía: “Portland sobrevivirá a él”.
Aún así, convoyes de agentes federales fueron vistos ingresando en edificios del gobierno en la ciudad, tanto en el centro como en zonas residenciales. Legisladores y organizaciones de derechos civiles alertaron que su presencia solo busca provocar choques violentos.
El senador Jeff Merkley acusó directamente a Trump de querer “crear caos y protestas para que Portland parezca lo que él describe”.
Desde Washington, la representante Maxine Dexter denunció “un abuso de poder atroz” y un intento autoritario de militarizar ciudades que no comparten la agenda del presidente.
En la misma línea, el veterano senador Ron Wyden calificó la narrativa de Trump como “una fábula que no se parece a la verdad”, recordando que Portland recuperó hace años la normalidad tras las protestas de 2020 por el asesinato de George Floyd.
Pese a las evidencias, Trump insistió en que la urbe vive en “anarquía constante” desde 2020, llegando a afirmar –sin pruebas– que la mayoría de los comercios están cerrados por incendios y saqueos. Para justificar la intervención, aseguró que los manifestantes frente al edificio de ICE son “agitadores profesionales” financiados por “ricos poderosos”.
La medida no es aislada: en los últimos meses Trump también ha enviado tropas a Los Ángeles y Washington DC, y ha planteado hacer lo mismo en Memphis y Nueva Orleans, todas ciudades gobernadas por demócratas. Para sus críticos, se trata de una estrategia política que busca alimentar el miedo y reforzar su imagen de líder fuerte frente a un enemigo interno inexistente.
Mientras tanto, Portland sigue en calma. El contraste entre la narrativa presidencial y la vida cotidiana en la ciudad no hace más que alimentar la percepción de que la batalla de Trump no es contra el desorden en las calles, sino contra la disidencia política.
Crédito fotográfico: Al Jazeera