EE.UU: Presidente Trump propone un arco monumental como nueva entrada a la capital estadounidense

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THE LATIN VOX (16 de octubre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Más de dos siglos después de que Napoleón celebrara su cumpleaños colocando la primera piedra del Arco de Triunfo en París, Donald Trump ha decidido seguirle los pasos. En lo que muchos críticos describen como un gesto de vanidad imperial, el presidente estadounidense presentó el miércoles su nuevo proyecto para la capital: un monumento que ya ha sido bautizado como el “Arc de Trump”.

Durante una cena de gala en el Salón Este de la Casa Blanca —una velada dedicada a agradecer las donaciones de multimillonarios y grandes corporaciones a sus recientes proyectos de infraestructura presidencial— Trump desplegó planos y maquetas doradas del imponente arco que, según explicó, se erigirá como puerta de entrada a Washington desde el norte de Virginia.

“Cada vez que alguien cruza ese hermoso puente hacia el Lincoln Memorial, siente que algo falta ahí”, dijo el mandatario, señalando un mapa que mostraba el emplazamiento exacto, cerca del Puente Conmemorativo de Arlington. “Ahora vamos a poner lo que debería haber estado siempre: algo verdaderamente grandioso.”

La ubicación elegida no es casual. Desde allí se divisa Arlington House, antigua residencia del general confederado Robert E. Lee. Trump, con su característico tono provocador, recordó que hace más de un siglo se había planeado levantar una estatua de Lee en el lugar. “Hubiera estado bien conmigo”, bromeó ante un público que, según testigos, respondió con risas y aplausos.

El mandatario mostró tres modelos tridimensionales del arco —“pequeño, mediano y grande”—, coronados por una estatua dorada de la Libertad. “A mí me gusta el grande”, declaró entre carcajadas. “¿Por qué se sorprenden?”.

Un presidente constructor

Esta nueva obra se suma a una lista cada vez más extensa de renovaciones impulsadas personalmente por Trump desde su regreso a la Casa Blanca en enero. Además del arco, el presidente supervisa la construcción de un nuevo salón de baile de 250 millones de dólares, que será, según dijo, “el más espectacular del mundo”.

El salón, financiado íntegramente con donaciones privadas —incluido un aporte de 22 millones de dólares procedente de un acuerdo legal con YouTube tras la suspensión de su cuenta— contará con paredes de cristal a prueba de balas y capacidad para mil personas. Trump sugirió incluso que podría utilizarse para futuras ceremonias de investidura presidencial.

Entre los invitados a la cena figuraban representantes de gigantes tecnológicos como Amazon, Apple, Meta, Google, Microsoft y Palantir, además de ejecutivos del sector armamentístico y los gemelos Cameron y Tyler Winklevoss, fundadores de la plataforma de criptomonedas Gemini.

“Soy muy generoso”, dijo Trump a sus benefactores. “Algunos me preguntan: ‘Señor, ¿serían apropiados 25 millones?’ Y yo les respondo: ‘Por supuesto que sí’”.

De la Casa Blanca al museo dorado

El magnate convertido en político ha transformado la residencia presidencial en un verdadero escaparate de su gusto por lo ostentoso. Desde su retorno al poder, ha cubierto el Despacho Oval con dorados rococó, ha pavimentado el emblemático Jardín de las Rosas y ha añadido un “paseo presidencial de la fama” con retratos enmarcados en oro de todos los presidentes… menos Joe Biden, reemplazado por un autógrafo mecánico.

En los jardines ha colocado una estatua de George Washington y un busto gigante de Abraham Lincoln junto al Despacho Oval. Según el sitio Axios, Trump ha ofrecido tours personales de sus reformas a mandatarios extranjeros, entre ellos Benjamin Netanyahu y el primer ministro finlandés Alexander Stubb.

“Para mí esto es relajante”, confesó Trump al final de la velada. “Para muchos, el negocio inmobiliario es estresante. Para mí siempre ha sido natural. Y lo sigo disfrutando.”

El legado de mármol y ego

El “Arc de Trump” promete reavivar el debate sobre la relación entre poder, arquitectura y vanidad presidencial. Mientras sus seguidores celebran lo que consideran una reivindicación del “orgullo estadounidense”, sus detractores ven en el proyecto una muestra más del culto a la personalidad de un presidente que busca inmortalizarse en piedra y oro.

En cualquier caso, si el plan se concreta, Washington pronto tendrá un nuevo monumento que, como su impulsor, no pasará desapercibido.

Fuente: The Guardian (UK)

Crédito fotográfico: The Times


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