
THE LATIN VOX (20 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
A las 6 de la mañana, antes de que el sol caliente las montañas de Jackhorn, Gwen Johnson enciende su radio. No busca entretenimiento pasajero ni opinión partidista: sintoniza WMMT 88.7, una emisora comunitaria en el corazón del país del carbón.
Como lo ha hecho durante décadas, busca voces familiares, historias locales y, sobre todo, conexión humana.
“En los momentos más oscuros de mi vida, la radio ha sido un consuelo. Escuchar una voz real… eso te sostiene”, dice Johnson, exlocutora y trabajadora de una ONG local.
Pero ahora, esa voz corre peligro de apagarse.
Trump recorta financiación a la radio pública
En una decisión que ha generado alarma en zonas rurales de Estados Unidos, el presidente Donald Trump firmó una ley que elimina $9.1 millones en fondos destinados a la Corporación para la Radiodifusión Pública (CPB), organismo que canaliza más de $1,100 millones al año a NPR, PBS y cientos de radios y televisiones locales.
Trump afirma que se trata de un gasto “innecesario” y que los medios públicos tienen un sesgo progresista. Pero en pequeñas comunidades como Jackhorn o Asheville, Carolina del Norte, estos recortes no se sienten como una cuestión ideológica, sino como un ataque a un servicio esencial.
“Esto no es político. Es un tema de servicio público”, afirma Roger May, director artístico de Appalshop, organización que gestiona WMMT. “Para nosotros, la radio no es solo entretenimiento. Es cómo compartimos información, cómo sobrevivimos”.
Radios que salvan vidas
Durante las devastadoras inundaciones en el este de Kentucky hace tres años, WMMT —pese a haber quedado fuera del aire temporalmente— volvió rápidamente como una fuente de anuncios públicos, noticias vitales y un fragmento de normalidad en medio del caos.
Historias similares se repiten en todo el país. Cuando el huracán Helene azotó Carolina del Norte, la emisora Blue Ridge Public Radio mantuvo informada a su audiencia sobre puntos de distribución de agua, rutas de evacuación y alertas climáticas. En áreas montañosas sin cobertura móvil ni internet, la radio es literalmente una línea de vida.
“Escuchamos testimonios de gente que ponía la radio en la calle para que los vecinos la oyeran”, cuenta Ele Ellis, directora ejecutiva de Blue Ridge. “Esa información les ayudó a vivir”.
La emisora, que cubre 14 condados y llega a 90,000 personas por semana, perderá hasta $330,000 al año, el 6% de su presupuesto, lo que podría significar despidos o apagar torres de señal en zonas aisladas.
Un faro en la oscuridad mediática
En muchas regiones rurales, los diarios locales han cerrado y las emisoras comerciales no llegan. Para millones de estadounidenses, la radio pública es el único acceso a noticias confiables sobre su gobierno local, su agricultura o su sistema escolar.
“Las radios comunitarias están cubriendo vacíos donde no hay otros medios”, afirma Laura Lee, exproductora de NPR. “Y no solo informan: viven allí, entienden el terreno, hablan el idioma de su audiencia”.
Aunque las audiencias de radio han disminuido ligeramente, uno de cada cinco adultos en EE. UU. aún se informa a través de la radio local, según datos del Pew Research Center.
¿Y si la torre falla?
“No es solo lo que se pierde hoy, es lo que se perderá en ocho meses, cuando se caiga una torre de transmisión y ya no tengamos presupuesto para repararla”, advierte Ellis.
El sistema nacional de alertas de emergencia —que interrumpe toda programación para emitir advertencias climáticas o de seguridad— depende de las redes públicas de AM y FM. Su debilitamiento pone en riesgo la integridad de estas comunicaciones críticas.
Una amenaza a la Primera Enmienda
Gwen Johnson, que también dirige una panadería que patrocina la radio local, teme que el recorte sea un golpe contra la libertad de prensa y expresión, pilares de la Constitución estadounidense.
“Se habla mucho de ahorrar dinero, y en algunas áreas quizá haya que hacerlo. Pero cortar fondos a las emisoras que garantizan derechos fundamentales… eso es profundamente preocupante.”
Voces que resisten
Mientras estaciones como WMMT buscan nuevos modelos de financiación —desde pequeñas empresas locales hasta campañas de donación—, quienes hacen radio comunitaria aseguran que no bajarán los brazos.
“Estamos aquí porque nuestra comunidad nos necesita”, dice May. “Y si apagas una voz rural, silencias una parte esencial de este país.”
En una nación cada vez más polarizada, donde el acceso a información veraz se vuelve más desigual, la radio pública sigue siendo, para muchos, el único eco confiable que aún resuena entre montañas, ríos y caminos sin señal.
Fuente: CBC News
Crédito fotográfico: CNN