THE LATIN VOX (16 de octubre de 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
South Park ha vuelto, y lo ha hecho con un estruendo apocalíptico. El estreno de su temporada 28, titulado “Twisted Christian”, confirma que la serie animada más irreverente de Estados Unidos no ha perdido ni un ápice de su capacidad para escandalizar, reírse del poder y empujar los límites de lo que la televisión puede —o se atreve— a mostrar.
En su nuevo episodio, los creadores Trey Parker y Matt Stone vuelven a combinar teología, política y cultura pop en una mezcla que solo puede describirse como una misa satánica de humor negro.
El resultado es una sátira delirante que pone en el centro al mismísimo Donald Trump, al Anticristo, a un Jesús en crisis espiritual y, por si fuera poco, a un Peter Thiel caricaturizado con tanta crueldad que hace recordar los días más despiadados del programa.
El argumento es, incluso para los estándares de South Park, una locura monumental. En la escuela del pueblo, PC Principal —ahora “Power Christian” tras una conversión religiosa con tintes fanáticos— intenta erradicar la moda del meme de TikTok “6-7”, al que acusa de promover “numerología satánica”.
En lugar de acudir a su nuevo orientador escolar, Jesús Cristo busca la ayuda del multimillonario Thiel, quien revela que el Apocalipsis podría girar en torno al tamaño del pene de Trump: un “teensy-weensy” instrumento que, según las Escrituras reinterpretadas, encajaría perfectamente en el diminuto orificio infernal de Satanás.
El episodio se regodea en el escándalo con una serie de escenas gráficas —masturbación con pinzas incluida— que lo convierten, según la crítica estadounidense, en “el más explícito y desvergonzado desde el episodio del Trump desnudo”.
Pero más allá del shock, South Park construye un relato coral en el que JD Vance aparece como el auténtico titiritero del mal, intentando frenar el nacimiento del supuesto “hijo infernal” y manipulando a Trump desde las sombras.
Entre exorcismos, memes demoníacos y sermones de gimnasio, Jesús sufre su propia crisis de fe, incapaz de soportar el cristianismo tóxico de sus seguidores MAGA. Mientras tanto, Cartman cae víctima de una posesión diabólica inspirada en El exorcista, convirtiéndose —en un giro propio de Parker y Stone— en la improbable clave para detener el fin del mundo.
Pese a que el episodio continúa directamente la trama anterior, todo apunta a que South Park está preparando algo mayor: una narrativa épica al estilo de “Imaginationland” o la película “Bigger, Longer & Uncut”, que podría culminar en un enfrentamiento entre Trump, el Anticristo y los niños de Colorado.
Veintiocho temporadas después, el programa sigue siendo un espejo deformante de Estados Unidos: vulgar, profano, hilarante… y, a su manera, extraordinariamente lúcido. En tiempos donde la política parece una parodia de sí misma, South Park demuestra que la sátira todavía puede ser la forma más seria de entender el caos.
Fuente y crédito fotográfico: The Guardian (UK)