
El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha decidido suspender el envío de una serie de municiones y misiles previamente comprometidos a Ucrania, alegando una preocupante disminución en sus reservas estratégicas. La medida, liderada por el secretario de Defensa Pete Hegseth, marca un giro en la política de apoyo estadounidense a Kiev, bajo el argumento de proteger la capacidad de defensa nacional ante posibles amenazas globales.
Una revisión interna con consecuencias directas
La decisión, anunciada el 1 de julio y respaldada por una revisión interna del Pentágono, ha generado alarma tanto en Ucrania como entre los aliados de la OTAN. De acuerdo con fuentes del Departamento de Defensa citadas por CNN y The Wall Street Journal, el armamento suspendido incluye proyectiles de artillería de 155 mm, misiles antiaéreos Stinger, misiles guiados Hellfire, AIM‑7, y posiblemente sistemas Patriot.
La portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, confirmó la medida y afirmó que la decisión “responde a la necesidad de preservar las reservas militares críticas de Estados Unidos”, subrayando que la defensa del territorio nacional es la prioridad.
Por su parte, el subsecretario de Defensa para política, Elbridge Colby, matizó que se trata de una “pausa técnica” sujeta a revisión constante, y que Washington “sigue comprometido con el éxito de Ucrania”, aunque con un enfoque más prudente.
Kiev solicita explicaciones urgentes
Desde Ucrania, la reacción fue inmediata. Autoridades militares expresaron su preocupación por la interrupción en el suministro de misiles de defensa aérea, especialmente en momentos en que las fuerzas rusas intensifican los ataques con misiles y drones sobre infraestructura crítica.
“El tiempo y el armamento son factores que definen nuestra supervivencia”, declaró una fuente del Ministerio de Defensa ucraniano al medio Reuters. Kiev ha solicitado explicaciones formales a Washington y ha hecho un llamado a sus aliados europeos para reforzar los envíos ante la brecha creada por la suspensión estadounidense.
La OTAN expresa inquietud
El nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, también expresó preocupación, si bien reconoció el derecho de EE.UU. a gestionar sus reservas estratégicas. “Entendemos la lógica defensiva, pero Ucrania no puede permitirse esta pérdida de apoyo sin consecuencias operativas”, dijo el ex primer ministro neerlandés.
¿Cambio estratégico o mensaje político?
Desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, Estados Unidos ha enviado más de 66.000 millones de dólares en ayuda militar a Ucrania, incluyendo misiles, tanques y sistemas antiaéreos avanzados. Sin embargo, la actual administración de Donald Trump, y especialmente el liderazgo de Hegseth en el Pentágono, ha enfatizado una política de “rearme nacional” ante lo que consideran una era de competencia estratégica con China y amenazas emergentes en Oriente Medio.
Analistas consideran que esta suspensión es más que una medida logística. “Es una señal clara de que el apoyo ilimitado a Ucrania ha llegado a su fin. Estados Unidos está entrando en una fase de repliegue táctico para fortalecer su base militar interna”, explicó Mira Feldstein, investigadora del Council on Foreign Relations.
Escenario abierto
A pesar de la suspensión, funcionarios estadounidenses han asegurado que el apoyo financiero y el entrenamiento a tropas ucranianas continuará. No obstante, el flujo de armamento, especialmente de defensa aérea, será evaluado “caso por caso”, de acuerdo con los niveles de inventario.
Mientras tanto, en el campo de batalla, la pausa en los envíos podría dejar expuestas a las ciudades ucranianas frente a los bombardeos rusos, en un momento crítico para la resistencia ucraniana en regiones como Járkov y Dnipró.