
THE LATIN VOX (17 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
La decisión de tres estados de desplegar cientos de soldados de la Guardia Nacional en la capital estadounidense ha desatado una ola de críticas y protestas, con acusaciones de que la administración de Donald Trump está utilizando a las fuerzas armadas con fines políticos bajo el pretexto de reforzar la seguridad.
West Virginia anunció que enviará entre 300 y 400 efectivos, mientras que Carolina del Sur comprometió 200 y Ohio 150 más en los próximos días. El despliegue responde a la orden ejecutiva del presidente Trump que federalizó temporalmente la policía local de Washington y activó a unos 800 guardias nacionales del distrito.
La oficina del gobernador de West Virginia, Patrick Morrisey, defendió la medida como “una muestra de compromiso con la seguridad pública y la cooperación regional”. Sin embargo, datos oficiales del Departamento de Policía Metropolitana contradicen el argumento de crisis: los delitos violentos en la capital se encuentran en su nivel más bajo en 30 años y han caído otro 26% desde enero, cuando Trump volvió al poder.
El mandatario ha justificado la intervención señalando un supuesto aumento de la criminalidad y la “emergencia de personas sin hogar”. El fin de semana pasado ordenó a los residentes sin techo abandonar la ciudad bajo amenaza de desalojo forzoso. El jueves, autoridades locales desmontaron uno de los campamentos callejeros que Trump había criticado, insistiendo en que podían hacerlo de manera “más humana” que los agentes federales.
Resistencia legal y protestas ciudadanas
La ofensiva federal ya tropezó con obstáculos legales. El Departamento de Justicia intentó reemplazar a la jefa de policía local, Pamela Smith, con el director de la DEA, Terry Cole, como “comisionado policial de emergencia”. Pero la jueza federal Ana Reyes sugirió que Smith debía permanecer en el cargo, bloqueando de facto el movimiento.
Mientras tanto, en las calles de Washington, centenares de manifestantes marcharon desde Dupont Circle hasta la Casa Blanca bajo pancartas que decían “No al fascismo en DC” y “No a la ocupación militar”.
El grupo de veteranos Chamberlain Network advirtió que el envío de tropas de West Virginia supone desviar a la Guardia Nacional de su misión real: “En inundaciones o tormentas invernales, contamos con nuestra Guardia. Deberían estar en casa, listos para responder, no en una misión de control político”.
Un despliegue con armas en reserva
Según el Pentágono, los soldados en Washington no portan armas, aunque “están disponibles en el arsenal si fuera necesario”. Un funcionario adelantó a Reuters que se emitirá una orden formal para autorizar el uso de armas de fuego, principalmente para policías militares con pistolas reglamentarias.
Por ahora, las tropas realizan patrullajes a pie y en vehículos en torno al National Mall y Union Station, pero no tienen facultades de arresto.
Expansión a otras ciudades
Trump insinuó que podría extender este tipo de intervenciones a otras urbes gobernadas por demócratas. En San Francisco, un tribunal federal estudia si la Casa Blanca violó la ley al desplegar guardias nacionales en Los Ángeles en junio sin autorización del gobernador de California, Gavin Newsom.
Tradicionalmente, la Guardia Nacional solo se despliega cuando un gobernador lo solicita. Pero en el caso de Washington, D.C., la fuerza depende directamente del presidente. Este vacío institucional ha convertido a la capital en el epicentro de un pulso nacional sobre los límites del poder ejecutivo y el papel de los militares en la vida civil.
Crédito fotográfico: CNN