
THE LATIN VOX (14 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado clara su intención de intensificar su estrategia económica contra algunos de los principales socios comerciales del país, asegurando que impondrá nuevos aranceles en productos importados si estos continúan apuntando a los productos fabricados en EE. UU. dentro de pocas semanas.
Trump, quien siempre ha abogado por políticas que protejan a los trabajadores estadounidenses, anunció que el gobierno impondrá «aranceles recíprocos», es decir, tarifas equivalentes a las que otros países imponen sobre los productos estadounidenses.
«Queremos un campo de juego nivelado», declaró Trump desde la Oficina Oval, donde destacó que el plan incluye un «sistema simple y hermoso» de aranceles que igualen los impuestos de importación impuestos por otros países.
Sin embargo, y a pesar de las amenazas, no se anunciaron aranceles específicos, lo que provocó una breve euforia en los mercados bursátiles, en particular en Wall Street. En lugar de hacer un anuncio concreto, Trump firmó un memorando presidencial ordenando el desarrollo de un plan integral para abordar lo que la Casa Blanca describe como «desbalances históricos» en la economía global.
En su intervención, Trump admitió que los estadounidenses podrían enfrentar «algunos trastornos a corto plazo» si se implementan aranceles más altos en bienes importados, lo que podría generar un aumento temporal en los precios. «Los precios podrían subir un poco a corto plazo», dijo Trump. «Pero los precios también bajarán». En su característico tono optimista, añadió: «Lo que aumentará son los empleos. Los empleos aumentarán enormemente».
El Departamento de Comercio de EE. UU., bajo la dirección del multimillonario Howard Lutnick, será el encargado de llevar a cabo estudios y reportar los avances del plan al presidente a principios de abril. Trump sugirió que no habrá excepciones para los países que caigan bajo los nuevos aranceles «recíprocos».
Esta medida es la última de una serie de intentos de Trump para tensar las relaciones comerciales de Washington con países de todo el mundo, tanto aliados como rivales, con el fin de obtener concesiones políticas y económicas.
En un comunicado, la administración Trump prometió que tomaría acciones para «poner al trabajador estadounidense en primer lugar, mejorar nuestra competitividad en todas las áreas de la industria, reducir nuestro déficit comercial y fortalecer nuestra seguridad económica y nacional».
Entre los ejemplos que los funcionarios de EE. UU. citaron como evidencia de tratos injustos, se encuentran los aranceles del 10% de la Unión Europea a los autos, frente al 2.5% de los aranceles estadounidenses sobre los mismos productos.
Además, destacaron que los mariscos provenientes de 48 estados de EE. UU. no pueden ser exportados a la UE, mientras que este bloque puede exportar mariscos libremente hacia el país norteamericano.
Por otro lado, Trump también criticó el 100% de aranceles que India impone a las motocicletas estadounidenses, mientras que EE. UU. solo cobra un 2.4%. Asimismo, mencionó un arancel del 18% impuesto por Brasil sobre el etanol de EE. UU., mientras que Estados Unidos solo cobra un 2.5%.
El presidente de EE. UU. tiene previsto reunirse con el primer ministro indio, Narendra Modi, el mismo jueves, y durante su encuentro con los periodistas, Trump no dudó en calificar a la Unión Europea de «muy desagradable» y agregó: «No nos tratan bien en el comercio».
Además, Trump sugirió que EE. UU. podría imponer aranceles del 100% a los países del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) si estos intentan socavar el dólar estadounidense, algo que según él sería «inaceptable».
En un giro inesperado, Trump también abogó por la reincorporación de Rusia al grupo de las siete principales economías industrializadas (G7), argumentando que fue un error haber expulsado a Moscú en 2014 tras la anexión de Crimea. Rusia había anunciado su retirada definitiva del grupo en 2017.
Mientras tanto, la administración Trump ha demostrado que, aunque las amenazas de nuevos aranceles no siempre se materializan, el solo hecho de plantearlas puede generar una presión considerable sobre los países implicados. Desde que Trump asumió nuevamente el cargo, los aranceles sobre China han sido la única medida efectiva tomada, mientras que otras promesas de aranceles, como los impuestos a Colombia, Canadá y México, han sido pospuestas en varias ocasiones.
Los economistas, sin embargo, han expresado su preocupación por las posibles consecuencias de esta política, advirtiendo que la implementación de nuevos aranceles podría frenar las promesas de Trump de reducir rápidamente los precios para millones de estadounidenses.
La inflación en EE. UU. se ha mantenido resistente, y en enero se registró un incremento anualizado del 3%. Mientras tanto, los precios de productos básicos como los huevos han subido significativamente, dejando a muchos consumidores estadounidenses luchando con el alto costo de vida.
A pesar de las advertencias, Trump parece seguro de que sus políticas comerciales tendrán un impacto positivo en la economía a largo plazo. Sin embargo, lo que sigue siendo incierto es cómo afectarán estas medidas a los precios en el corto plazo y a la competitividad de los productos estadounidenses en los mercados internacionales.
Crédito fotográfico: The Conversation