
THE LATIN VOX (1 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una nueva advertencia a la industria farmacéutica global: si las empresas no reducen los precios de los medicamentos en EE. UU. para igualarlos a los más bajos del mundo desarrollado, su administración tomará medidas drásticas en un plazo de 60 días.
En una carta enviada el jueves a los directivos de 17 compañías, entre ellas Pfizer, AstraZeneca y GSK, Trump acusó a las farmacéuticas de imponer un “peso inaceptable” a las familias estadounidenses, con precios que, según afirmó, pueden ser hasta tres veces más altos que en otros países desarrollados.
“Los estadounidenses exigen precios más bajos para sus medicamentos, y los necesitan hoy mismo”, escribió el mandatario. “Si ustedes no actúan, desplegaremos todas las herramientas a nuestra disposición para proteger a las familias estadounidenses de estas prácticas abusivas”.
Una amenaza directa a un sector poderoso
El mensaje marca una escalada significativa en la postura de Trump contra el sector farmacéutico, uno de los más influyentes y lucrativos del país. Aunque ya había prometido durante su regreso a la Casa Blanca atacar los precios altos de los medicamentos, esta es la amenaza más concreta y directa hasta la fecha.
Según el plan propuesto, el gobierno quiere aplicar el principio de “Nación Más Favorecida” (Most Favored Nation) para los medicamentos, lo que obligaría a las farmacéuticas a ofrecer en EE. UU. los precios más bajos que cobran en cualquier otro país del G7.
Esto afectaría tanto a los medicamentos actuales como a nuevos productos, incluidos los que se distribuyen a través de programas como Medicaid, que cubren a millones de personas mayores y de bajos ingresos.
Mercados en alerta, farmacéuticas bajo presión
La amenaza tuvo un impacto inmediato en los mercados financieros. Las acciones de Pfizer cayeron un 2%, AstraZeneca bajó un 3.8% y GSK perdió un 3.9% durante la jornada de ayer en la bolsa de Nueva York. Mientras tanto, algunas compañías mantuvieron el silencio. GSK se negó a comentar, mientras que AstraZeneca declinó responder a los medios.
Pfizer emitió una declaración conciliadora: “Estamos trabajando estrechamente con la administración Trump y el Congreso en soluciones que aumenten el acceso y la asequibilidad para los pacientes estadounidenses”, dijo la empresa. “Nuestras conversaciones han sido productivas”.
¿Una cruzada populista o una reforma estructural?
En su carta, Trump acusó a la industria de proponer “más de lo mismo”, es decir, políticas que desvían la atención y buscan subsidios millonarios en lugar de atacar el problema de fondo.
“El camino más efectivo es una colaboración real hacia una paridad de precios global”, escribió. “Pero si se niegan a dar ese paso, actuaremos con fuerza”.
El presidente enfrenta presión política para cumplir sus promesas de campaña de reducir el costo de vida, en particular para los jubilados y las familias trabajadoras. Al confrontar directamente a las farmacéuticas, Trump busca posicionarse como defensor de “la gente común” frente a lo que ha calificado como “el cartel farmacéutico”.
El dilema de la innovación vs. accesibilidad
El debate no es nuevo, pero sí urgente. Los defensores del acceso a la salud pública celebran la posibilidad de poner freno a precios desorbitados. Por otro lado, las compañías farmacéuticas argumentan que precios más altos en EE. UU. financian la innovación y el desarrollo de nuevos medicamentos.
Detrás del telón, la batalla también involucra lobbies poderosos, intereses geopolíticos, y una lucha por controlar uno de los sectores más rentables del planeta: la biotecnología y la salud.
El choque entre Trump y las farmacéuticas refleja un conflicto cada vez más común en las economías avanzadas: ¿cuánto debe costar la salud?
La propuesta de paridad global podría ser disruptiva no solo para EE. UU., sino también para el equilibrio de precios a nivel mundial.
Si el gigante estadounidense impone su propio modelo de control, otros países podrían verse obligados a renegociar los precios que pagan. Y en medio del ajedrez político y económico, millones de pacientes esperan que esta vez, al menos, el resultado juegue a su favor.
Crédito fotográfico: The Hill