
THE LATIN VOX (23 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un momento marcado por la inestabilidad política en Japón y las tensiones comerciales globales, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado un esperado acuerdo comercial con Japón que podría redefinir las relaciones económicas entre ambos países.
El anuncio llega mientras crece la presión sobre el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, cuyo futuro político pende de un hilo tras dos derrotas electorales consecutivas.
“Acabamos de completar un acuerdo masivo con Japón”, publicó Trump en sus redes sociales. El mandatario afirmó que, bajo su dirección, Japón invertirá 550 mil millones de dólares en Estados Unidos.
Además, anunció que las importaciones japonesas enfrentarán un arancel del 15%, significativamente menor al 25% que había amenazado imponer a partir del 1 de agosto.
El acuerdo marca el fin de semanas de negociaciones tensas que generaron incertidumbre económica en Tokio y profundizaron las divisiones dentro del gobierno japonés.
Según Trump, el pacto contempla la apertura del mercado japonés a productos estadounidenses como automóviles, camiones, arroz y ciertos productos agrícolas —puntos particularmente conflictivos durante las negociaciones.
La reacción de Japón y el incierto futuro de Ishiba
El primer ministro Ishiba reaccionó con cautela. Afirmó que su negociador de aranceles, Ryosei Akazawa, ya había recibido los detalles del acuerdo, y que su gobierno los estudiaría con detenimiento. “Nuestra prioridad es el interés nacional”, señaló Ishiba.
No obstante, las consecuencias políticas ya se están haciendo sentir. Tras la pérdida de la mayoría parlamentaria en la Cámara Alta la semana pasada, y la derrota previa en la Cámara Baja, crece el descontento en su propio partido.
El diario Mainichi Shimbun reportó que Ishiba podría anunciar su dimisión a finales del próximo mes.
Aunque no ha confirmado la renuncia, allegados al primer ministro aseguran que este está dispuesto a asumir responsabilidades tras el cierre del acuerdo comercial.
Un alto funcionario del gobierno japonés confirmó a la emisora pública NHK que la descripción de Trump sobre el acuerdo es “exacta” y que Japón da la bienvenida al pacto.
¿Qué incluye —y qué no— el acuerdo?
El acuerdo deja fuera temas sensibles como los aranceles del 50% que Estados Unidos mantiene sobre las importaciones japonesas de acero y aluminio, así como cualquier mención al gasto en defensa.
Uno de los aspectos más relevantes es la reducción del arancel estadounidense sobre autos y autopartes japonesas al 15%, lo cual es clave para una industria que representa el 8% del empleo en Japón y más de una cuarta parte de sus exportaciones a EE.UU.
“La industria automotriz japonesa es la primera en el mundo en beneficiarse de una reducción arancelaria sin límites de volumen”, declaró Ishiba a la prensa. Tras el anuncio, las acciones de los fabricantes de automóviles japoneses subieron, y el índice bursátil Nikkei 225 ganó más del 1%.
Contexto internacional: Trump acelera pactos antes del 1 de agosto
El acuerdo con Japón se suma a una serie de tratados comerciales que Trump ha anunciado en las últimas semanas, incluyendo pactos con Filipinas, Indonesia, Reino Unido y Vietnam.
El presidente estadounidense ha estado bajo presión para concretar estos acuerdos antes de la fecha límite del 1 de agosto, en la que había prometido imponer nuevos aranceles si no lograba avances significativos.
Con Filipinas, Trump anunció un arancel del 19% para sus exportaciones, pero sin reciprocidad para productos estadounidenses. Indonesia recibió el mismo trato arancelario tras comprometerse a eliminar barreras comerciales a la mayoría de los bienes estadounidenses.
Un acuerdo clave, pero con efectos colaterales
Aunque el pacto con Japón podría traer estabilidad económica a corto plazo, deja abiertas muchas interrogantes. La falta de claridad sobre los aranceles que Japón aplicará a productos estadounidenses y la exclusión de sectores clave como el acero y la defensa indican que este acuerdo es solo una pieza en un rompecabezas más amplio.
Mientras tanto, en Tokio, el futuro político de Ishiba sigue siendo incierto. Si bien el acuerdo podría ser presentado como una victoria diplomática, no está claro si será suficiente para salvar su debilitado liderazgo.
Este nuevo capítulo en las relaciones EE.UU.-Japón demuestra cómo la política interna y las decisiones económicas están cada vez más entrelazadas en un mundo donde las negociaciones bilaterales pueden cambiar el destino de gobiernos enteros.
Crédito fotográfico: Reuters