
THE LATIN VOX (1 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En un movimiento que promete sacudir aún más las frágiles relaciones comerciales entre Estados Unidos y Canadá, el expresidente Donald Trump firmó este jueves una orden ejecutiva que incrementa los aranceles sobre los bienes canadienses no cubiertos por el acuerdo comercial T-MEC, pasando del 25% al 35%. La medida entrará en vigor este viernes, según un documento oficial de la Casa Blanca.
La orden, anunciada apenas horas antes del plazo límite del 1 de agosto impuesto por Trump para negociar un acuerdo, también incluye un nuevo impuesto del 40% para productos que intenten eludir los aranceles mediante transbordo a terceros países.
Justificación política y tensiones diplomáticas
La Casa Blanca justificó el aumento argumentando que Canadá no ha tomado “acciones significativas” para frenar el flujo de fentanilo y otras drogas ilícitas hacia Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades canadienses han respondido señalando que solo una fracción mínima del fentanilo que ingresa a Estados Unidos proviene de su territorio, y que han reforzado la seguridad fronteriza en los últimos meses.
Pero la polémica escaló aún más cuando Trump publicó en su red social Truth Social un mensaje en el que vinculó directamente la decisión comercial con un tema geopolítico delicado: “¡Wow! Canadá acaba de anunciar que apoya la creación de un Estado para Palestina. Eso hará muy difícil lograr un acuerdo comercial con ellos. ¡Oh, Canadá!”, escribió.
La declaración fue interpretada por muchos en Ottawa como un intento de represalia política, lo que ha complicado aún más las posibilidades de un acuerdo comercial entre los dos países.
Reacciones desde Ottawa
El primer ministro canadiense, Mark Carney, calificó la postura de Washington como “poco constructiva” y reafirmó que Canadá no cederá ante presiones unilaterales. No obstante, reconoció que las conversaciones bilaterales habían sido “productivas” hasta el momento, aunque advirtió que era poco probable alcanzar un acuerdo antes del plazo límite.
Carney también enfrenta divisiones internas: algunas provincias quieren responder con firmeza, mientras otras prefieren una estrategia más conciliadora.
Impacto económico y vulnerabilidad canadiense
El profesor William Huggins, experto en economía internacional de la Universidad McMaster en Ontario, explicó que Canadá se encuentra en una posición vulnerable, dada la fuerte dependencia de su economía respecto a su vecino del sur. Aproximadamente el 75% de las exportaciones canadienses están dirigidas a Estados Unidos.
“Canadá ha tratado de negociar con firmeza, sin ceder a todas las exigencias, pero al mismo tiempo entiende que no tiene la posición de fuerza en esta relación”, afirmó Huggins. “La economía canadiense está obligada a navegar con cautela”.
Desde marzo, Trump ha impuesto una serie de aranceles a bienes y recursos energéticos canadienses, incluidos un 50% a las importaciones de acero y aluminio, un 25% a los automóviles y partes automotrices, y otro 10% a productos energéticos, excluyendo el potasio (potash).
¿Camino hacia una guerra comercial?
La ministra de Comercio de Canadá anunció que si no se alcanza un acuerdo antes de la fecha límite, Ottawa responderá con contramedidas arancelarias sobre productos estadounidenses clave, en particular acero y aluminio.
Mientras tanto, Howard Lutnick, secretario de Comercio estadounidense, sugirió que Trump podría reconsiderar la decisión “si Carney muestra algo de encanto y abandona la represalia”.
Por ahora, lo que está claro es que la histórica alianza económica entre Estados Unidos y Canadá enfrenta una de sus mayores pruebas en décadas. Lo que comenzó como una disputa arancelaria podría escalar en una guerra comercial de mayores proporciones, con efectos imprevisibles para ambos lados de la frontera.
En medio de un contexto electoral inminente y con Trump buscando reafirmar su liderazgo político, la medida también puede leerse como un gesto hacia su base política, particularmente industrial, en los estados del medio oeste estadounidense.
Pero las consecuencias podrían ser duraderas: la creciente politización de la política comercial amenaza con debilitar décadas de cooperación económica entre los dos países más estrechamente vinculados del continente.
Crédito fotográfico: Fox Business