THE LATIN VOX (14 de agosto del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó ayer miércoles una orden ejecutiva que flexibiliza las regulaciones ambientales para la industria espacial comercial, una medida que podría acelerar drásticamente el número de lanzamientos de cohetes y favorecer directamente a gigantes como SpaceX, de Elon Musk, y Blue Horizon, de Jeff Bezos.
Bajo el título “Fomentar la competencia en la industria espacial comercial”, la orden establece que es “imperativo para la seguridad nacional” que el sector privado incremente sustancialmente sus lanzamientos antes de 2030.
Entre los cambios clave, las empresas podrían evitar las revisiones ambientales exigidas por la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA, por sus siglas en inglés), que hasta ahora formaban parte obligatoria del proceso de obtención de licencias de lanzamiento de la Administración Federal de Aviación (FAA).
Sean Duffy, secretario de Transporte de EE.UU., calificó la medida como “visionaria”, argumentando que reducirá la burocracia que, según las compañías espaciales, frena la innovación. Sin embargo, organizaciones ecologistas han condenado la decisión, alertando que la ausencia de evaluaciones rigurosas podría provocar graves daños a comunidades locales, fauna y ecosistemas cercanos a las bases de lanzamiento.
Las revisiones ambientales existen porque los despegues y aterrizajes de cohetes generan ondas expansivas, nubes de gases y restos de material que pueden afectar a especies en peligro de extinción, contaminar aguas y dañar hábitats naturales.
SpaceX, en particular, ha enfrentado demandas por su impacto ambiental en Boca Chica, Texas. Durante el primer lanzamiento de su megacohete Starship en abril de 2023, la explosión de la plataforma arrojó fragmentos de hormigón a más de 10 kilómetros, provocó un incendio que arrasó 1,5 hectáreas de un parque estatal y destruyó nidos y fauna local.
“Este orden temerario pone en riesgo a personas y a la vida silvestre”, denunció Jared Margolis, abogado del Centro para la Diversidad Biológica, una de las organizaciones que demandó a la FAA por no exigir evaluaciones más estrictas. “Arrodillarse ante corporaciones poderosas ignorando leyes ambientales básicas es peligrosísimo y va contra el interés público”.
En mayo, la FAA ya había autorizado a SpaceX a aumentar sus lanzamientos de Starship en Texas de cinco a 25 por año, y la empresa busca también duplicar los lanzamientos de sus cohetes Falcon desde California. Blue Horizon, por su parte, también planea ampliar sus operaciones.
La Casa Blanca presentó la medida como la más reciente acción de desregulación para reformar la NEPA y eliminar lo que calificó de “requisitos onerosos” en el marco de la política ambiental. Sus detractores, sin embargo, advierten que la velocidad de la carrera espacial no puede imponerse al costo de la salud ambiental y la seguridad de las comunidades.
Crédito fotográfico: inkl