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THE LATIN VOX (29 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado un paso decisivo al invitar a Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel, a visitar la Casa Blanca el próximo 4 de febrero. Este gesto no solo marca una señal de apoyo hacia uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en el Medio Oriente, sino que también plantea interrogantes sobre las implicaciones de la invitación en el contexto de la guerra en Gaza y las acusaciones internacionales contra Netanyahu.
En una carta dirigida al líder israelí, Trump expresó que sería un honor recibirlo como su «primer líder extranjero» durante su segundo mandato. La cita, que se perfila como una oportunidad para discutir «cómo podemos traer paz a Israel y sus vecinos, y los esfuerzos para contrarrestar a nuestros adversarios comunes», subraya la relevancia de la relación entre ambos países.
Sin embargo, la invitación a Netanyahu se produce en un momento delicado, cuando el primer ministro israelí enfrenta cargos ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra cometidos durante los recientes conflictos en Gaza.
El diálogo sobre la situación en Gaza sigue siendo incierto. Trump ha declarado que no es «optimista» respecto a la durabilidad de la tregua vigente entre Israel y Hamas. A pesar de los esfuerzos de mediación, la posibilidad de que se inicie un proceso de paz más duradero parece remota, con la continua violencia en la región alimentada por años de tensiones acumuladas.
La situación humanitaria en Gaza
El alto el fuego temporal ha traído algunos alivios a la población palestina. Según la ONU, más de 375,000 palestinos han regresado a Gaza desde que Israel permitió su retorno el pasado lunes.
A pesar de la escasez de recursos, la asistencia humanitaria ha aumentado, con más de 4,200 camiones de ayuda entrando a la Franja en la última semana, aunque aún se encuentran lejos de alcanzar las necesidades diarias requeridas por la población afectada.
A nivel internacional, diversos actores han estado involucrados en el proceso de mediación. El gobierno jordano, por ejemplo, ha comenzado a enviar 20 toneladas de alimentos y suministros médicos, mientras que Qatar ha trabajado en las negociaciones para garantizar la continuidad del alto el fuego.
Sin embargo, las tensiones no cesan: Israel ha insistido en mantener su prohibición sobre la agencia de ayuda palestina de la ONU, Unrwa, que se ve obligada a evacuar su sede en Jerusalén Este, lo que podría poner en peligro el esfuerzo por estabilizar la región.
La controversia internacional
El enfoque de Trump hacia Gaza y el Medio Oriente ha sido objeto de crítica tanto dentro de Estados Unidos como en otros países aliados. Propuestas como la de reubicar a los palestinos en Jordania o Egipto han sido rechazadas de manera contundente por naciones clave en la región, como Jordania, Qatar y Francia.
Estas medidas han sido vistas como soluciones temporales y poco viables que ignoran las raíces del conflicto y las necesidades de la población palestina.
Además, la invitación a Netanyahu ha reavivado el debate sobre la postura de Estados Unidos frente a los cargos de crímenes de guerra.
La Corte Penal Internacional ha emitido órdenes de arresto en contra de Netanyahu por presuntos crímenes cometidos durante las operaciones militares en Gaza, lo que ha provocado la condena de diversos grupos de derechos humanos.
La decisión de Trump de recibir a Netanyahu en la Casa Blanca podría ser vista como un respaldo a un líder acusado de violaciones graves del derecho internacional.
Un futuro incierto
La relación entre Estados Unidos e Israel continúa siendo una piedra angular de la política exterior estadounidense en el Medio Oriente, pero las repercusiones de la visita de Netanyahu a la Casa Blanca podrían ser complejas.
Mientras la comunidad internacional sigue luchando por encontrar una solución duradera para el conflicto en Gaza, la diplomacia estadounidense parece aferrarse a la idea de que la paz se puede alcanzar a través de un estrechamiento de lazos con líderes como Netanyahu, pese a las crecientes tensiones globales.
Lo que es indiscutible es que, en un contexto de incertidumbre y sufrimiento humano, las decisiones de los líderes mundiales seguirán teniendo repercusiones profundas en el futuro de la región y en la percepción internacional de Estados Unidos como mediador en el conflicto israelí-palestino.
Con la visita de Netanyahu a Washington, la escena internacional se prepara para un nuevo capítulo en una historia marcada por la guerra, la diplomacia y las esperanzas de paz que aún parecen lejanas.
Crédito fotográfico: Al Jazeera