
THE LATIN VOX (5 de septiembre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Donald Trump organizó ayer por la noche una fastuosa cena en el salón de Estado de la Casa Blanca con los líderes de las principales compañías tecnológicas de Estados Unidos.
Sin embargo, la ausencia de Elon Musk, antaño inseparable del presidente, dejó en evidencia la ruptura entre dos de las figuras más poderosas —y polémicas— de la política y la tecnología global.
En la mesa se sentaron pesos pesados como Mark Zuckerberg (Meta), Bill Gates (Microsoft), Tim Cook (Apple) y Sam Altman (OpenAI). Todos ellos aprovecharon el evento para elogiar públicamente al mandatario y responder a algunas preguntas de la prensa.
Musk, en cambio, explicó desde su plataforma X que había sido invitado pero no podía asistir, enviando en su lugar a un representante. Pasó el día lanzando mensajes contra la inmigración y la comunidad trans a sus más de 200 millones de seguidores.
Una relación antes indestructible
La ausencia resulta llamativa: tras la reelección de Trump en 2024, Musk se convirtió en un invitado habitual de la Casa Blanca y en el impulsor del llamado “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, desde el cual promovió el desmantelamiento de agencias federales. Contribuyó además con casi 300 millones de dólares a la campaña republicana, consolidando su influencia en Washington.
Pero la luna de miel terminó abruptamente en mayo, cuando ambos chocaron por la One Big Beautiful Bill, la pieza legislativa estrella de Trump. Musk criticó duramente la iniciativa y más tarde insinuó que el presidente estaba implicado en documentos vinculados al caso Jeffrey Epstein. Desde entonces, el empresario ha quedado marginado de la esfera presidencial, pese a que Trump aún lo califica en público como un “genio”.
Ecos de un viejo desaire
El distanciamiento con Trump recuerda al episodio de 2022, cuando Joe Biden decidió no invitar a Musk a una cumbre sobre vehículos eléctricos por la presión de los sindicatos automotrices. El magnate reaccionó atacando a la Casa Blanca y prometiendo no volver a votar por los demócratas, un giro que allanó su alineamiento definitivo con la derecha.
Paradójicamente, el día de la cena Trump-Meta-Apple-OpenAI, Musk volvió a fustigar a Biden en redes sociales, reviviendo aquel desencuentro: “Trato de no empezar peleas, pero siempre las termino”, escribió.
Un vacío ocupado por otros
La salida de Musk del círculo íntimo de Trump ha abierto espacio a otros gigantes tecnológicos. Tim Cook ha estrechado lazos con la administración —regalando incluso al presidente un recuerdo en oro de 24 quilates—, mientras que Sam Altman se ha posicionado como referente de la inteligencia artificial desde OpenAI.
Según el Wall Street Journal, algunos asesores han estudiado recortar contratos gubernamentales de Musk, aunque la dependencia de sus tecnologías hace inviable, por ahora, ese escenario.
La ausencia del empresario en la cena también evitó escenas incómodas: Musk mantiene litigios abiertos contra Apple y OpenAI, y ha acusado a Gates de vínculos con Epstein. La foto de grupo sin él refleja un cambio profundo: de ser el invitado indispensable de Trump a convertirse en un actor incómodo y en declive dentro del nuevo ecosistema político-tecnológico de Washington.
Crédito fotográfico: USA Today