
THE LATIN VOX (14 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una inesperada maniobra que ha sacudido el tablero geopolítico internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes un acuerdo “muy grande” con aliados de la OTAN para suministrar miles de millones de dólares en armamento a Ucrania.
En paralelo, lanzó una severa advertencia a Moscú: si Rusia no se compromete con la paz en los próximos 50 días, enfrentará sanciones comerciales “devastadoras”, incluyendo tarifas del 100% y penalizaciones secundarias para países que continúen comprando petróleo ruso.
En una rueda de prensa desde la Casa Blanca junto al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump detalló que el pacto implica el envío inmediato de sistemas de defensa aérea Patriot y otras armas desde arsenales europeos, financiados en su totalidad por aliados europeos. “Es todo: son Patriots, todos ellos, con sus baterías completas”, afirmó Trump, visiblemente satisfecho.
Un giro sorprendente
El anuncio representa un giro dramático tanto en el tono como en la política exterior del gobierno de Trump, quien hasta hace pocas semanas se mostraba escéptico sobre el apoyo a Ucrania.
La nueva estrategia parece responder a una combinación de presiones internacionales, decepción personal con el presidente ruso Vladimir Putin y un renovado sentido de urgencia ante los intensos bombardeos sobre ciudades ucranianas.
“Los ucranianos han peleado con un coraje tremendo”, dijo Trump. “Europa tiene mucho espíritu en esta guerra. Es sorprendente el nivel de compromiso que han demostrado.”
El acuerdo fue celebrado por líderes europeos. Países como Alemania, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Noruega, los Países Bajos y Canadá ya han manifestado su disposición a participar en esta primera oleada de ayuda, según Rutte. El canciller alemán Friedrich Merz también confirmó que Berlín se prepara para adquirir más sistemas Patriot.
El factor Melania y la creciente desilusión con Putin
Trump relató con cierta ironía cómo su visión del líder ruso ha cambiado, sugiriendo que incluso su esposa, Melania Trump, lo ha ayudado a ver con más claridad la duplicidad de Putin. “Tengo conversaciones muy agradables con él, luego esa misma noche caen misiles. Llego a casa y le digo a la primera dama: ‘Hablé con Vladimir hoy, fue una conversación maravillosa’. Y ella me responde: ‘¿En serio? Acaban de bombardear otra ciudad’”.
Este desencanto ha cristalizado en la amenaza de imponer sanciones comerciales sin precedentes. Trump habló de “tarifas secundarias muy poderosas” que apuntarían no sólo a Rusia, sino también a sus socios comerciales más cercanos.
Recepción en Kyiv y escepticismo ruso
Desde Ucrania, la reacción fue inmediata. El asesor de seguridad nacional Andrii Kovalenko escribió una sola palabra en redes sociales: “Genial”. Pero la emoción vino acompañada de una pregunta implícita: ¿por qué no antes?
El periodista ucraniano Illia Ponomarenko lamentó el tiempo perdido: “¿Cuántas vidas ucranianas podrían haberse salvado si Trump hubiera escuchado a gente sabia y honesta desde el principio, en lugar de las mentiras de ese caníbal Putin?”.
Desde Moscú, la respuesta fue de aparente indiferencia. El legislador Konstantin Kosachev calificó el anuncio como “puro aire caliente”, mientras que algunos blogueros prorrusos minimizaron la amenaza, asegurando que no cambiará el curso del conflicto.
Una Europa más fuerte, una postura más firme
El cambio de postura de Trump también parece responder al ambiente que encontró en la reciente cumbre de la OTAN en La Haya. “Tener una Europa fuerte es algo muy bueno”, afirmó, con un tono que contrastaba con su retórica pasada. Incluso su vicepresidente, JD Vance —uno de los críticos más duros de la implicación estadounidense en Europa— se mostró moderado ante la nueva estrategia.
Conclusión
Con este anuncio, Trump parece apostar por una diplomacia de presión máxima: rearmar a Ucrania con el respaldo financiero europeo mientras amenaza a Rusia con un bloqueo comercial multilateral. Si este cambio de rumbo logra resultados concretos o se queda en un acto simbólico, dependerá de lo que ocurra en los próximos 50 días.
Pero una cosa está clara: el tablero global ya no es el mismo.
Crédito fotográfico: BBC