EE.UU: Trump y la CIA, una alianza peligrosa en el Caribe que desafía el derecho internacional

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THE LATIN VOX (21 de octubre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) estaría jugando “el papel más importante” en los recientes ataques aéreos letales ejecutados por el gobierno de Donald Trump en el mar Caribe, dirigidos contra pequeñas embarcaciones sospechosas de transportar drogas desde Venezuela.

Así lo aseguran tres fuentes con conocimiento directo de las operaciones, que describen una campaña encubierta de alto riesgo, en la que las fronteras entre la inteligencia militar y la justicia internacional parecen desdibujarse.

Según dichas fuentes, la CIA proporciona inteligencia en tiempo real obtenida a través de satélites y de interceptaciones de señales para identificar y rastrear los barcos que presuntamente transportan drogas.

Con esta información, la agencia recomienda cuáles deben ser destruidos por misiles lanzados desde drones o aeronaves del ejército estadounidense. “Son la parte más importante de todo esto”, afirmó una de las fuentes.

Una guerra sin transparencia

Los ataques, que comenzaron a inicios de septiembre con un video difundido por Trump mostrando la destrucción de un barco en alta mar, ya suman al menos siete operaciones, sin que el gobierno haya revelado información detallada sobre los objetivos ni las víctimas. Los únicos datos públicos provienen de imágenes borrosas publicadas por el propio presidente o el Departamento de Defensa.

Expertos aseguran que el rol central de la CIA en estas operaciones garantiza que gran parte de la evidencia —incluyendo los criterios utilizados para decidir qué barcos atacar— permanecerá clasificada y fuera del escrutinio público.

A diferencia de la información recolectada por la DEA o la Guardia Costera, la inteligencia de la CIA no está concebida como prueba legal, sino como herramienta operativa.

“Nosotros no producimos pruebas, producimos inteligencia”, explicó Mark Lowenthal, exsubdirector de análisis de la agencia. “A veces son hechos duros y fríos, y a veces, mucho menos”. Agregó que ese tipo de información “nunca ve el interior de una sala de audiencias”.

La justificación de la Casa Blanca

Desde Washington, la Casa Blanca ha defendido los ataques asegurando que se dirigen exclusivamente contra “narcoterroristas designados”. Anna Kelly, portavoz adjunta de prensa, declaró al diario inglés The Guardian que el presidente Trump “seguirá usando todos los elementos del poder estadounidense para impedir que las drogas inunden nuestro país”.

Sin embargo, Trump mismo pareció confirmar indirectamente el papel de la inteligencia en sus publicaciones en redes sociales. El sábado, celebró la destrucción de un “submarino cargado de drogas”, afirmando que “la inteligencia estadounidense confirmó que estaba lleno de fentanilo y otras sustancias ilegales”.

Un vacío legal y ético

Más allá de las declaraciones oficiales, juristas y expertos en derecho internacional advierten sobre la ilegalidad de los ataques. “No existe autoridad para que el presidente ejecute sumariamente en alta mar”, señaló Harold Koh, profesor de Derecho Internacional en Yale y exasesor del Departamento de Estado durante la administración Obama. “Especialmente cuando existe la opción de captura, que se había utilizado hasta ahora.”

Los críticos sostienen que el uso de la fuerza letal contra civiles fuera de zonas de guerra constituye una violación del derecho internacional humanitario. Además, subrayan que la falta de transparencia —sumada al carácter secreto de la inteligencia de la CIA— impide conocer si entre las víctimas podría haber inocentes.

El nuevo protagonismo de la CIA en América Latina

Varias fuentes apuntan a que la agencia está aprovechando esta nueva ofensiva para fortalecer su relevancia en los objetivos de política exterior de la administración Trump en el hemisferio. Aunque la CIA ha mantenido históricamente operaciones antinarcóticas, su implicación directa en ataques letales representa un salto cualitativo y reaviva el debate sobre su papel en la región.

Mientras tanto, el Comando Sur de EE.UU., responsable de las operaciones militares en el Caribe, guarda silencio. El Pentágono ha respondido únicamente que, “por motivos de seguridad operacional”, no comenta “asuntos de inteligencia”.

Lo cierto es que, en nombre de la guerra contra las drogas, Estados Unidos parece haber abierto un nuevo frente —más secreto, más letal y más difícil de justificar ante la comunidad internacional.

Crédito fotográfico: Espiamos


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