El boicot a empresas alineadas con la agenda de Trump: ¿Un nuevo poder para los consumidores en EE. UU.?

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THE LATIN VOX (23 de marzo del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Un nuevo sondeo revela que el 20% de los estadounidenses ha decidido boicotear de forma permanente a las empresas que se alinean con la agenda política de Donald Trump, especialmente aquellas que han revertido sus políticas de inclusión social.

En una reciente encuesta, realizada por Harris Poll para el diario inglés The Guardian, también muestra que una proporción significativa de los consumidores se niega a comprar productos de empresas que han retirado sus políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés).

En un contexto donde gigantes como Amazon, Target y Tesla enfrentan boicots económicos, el estudio de Harris Poll sugiere que la presión sobre estas compañías podría tener un impacto duradero.

Según Libby Rodney, directora de estrategia de Harris Poll, “las empresas y los consumidores están jugando un juego de alto riesgo. Las corporaciones apuestan a que la conveniencia ganará sobre la convicción, mientras los consumidores usan su poder adquisitivo como una arma”.

El peso del poder económico de los consumidores

El estudio revela que el 36% de los estadounidenses han participado o planean participar en boicots. Esta tendencia varía significativamente según la generación, raza y postura política. Por ejemplo, el 53% de los miembros de la Generación Z y el 46% de los millennials han indicado que se sumarán a los boicots, en comparación con el 30% de la Generación X y solo el 22% de los Baby Boomers.

En cuanto a la raza, más de la mitad de los afroamericanos (53%) y los hispanos (51%) están participando en estos boicots, mientras que solo el 29% de los estadounidenses blancos siguen la misma postura. Desde el punto de vista político, los demócratas (49%) son mucho más propensos a unirse a los boicots que los independientes (32%) y los conservadores (29%).

Motivos detrás del boicot: poder económico y descontento político

Los estadounidenses que participan en los boicots mencionan como principales razones su deseo de mostrar a las empresas que los consumidores tienen un poder económico significativo (53%) y expresar su descontento con las políticas gubernamentales actuales (49%).

De manera importante, el 46% de los boicoteadores también citan la reversión de políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) por parte de las empresas como una razón para sumarse al boicot.

Los recientes movimientos de boicot han cobrado fuerza, especialmente en respuesta a las decisiones de algunas de las empresas más grandes del país, como Target, Amazon y Walmart, que han reducido sus esfuerzos de DEI.

Por ejemplo, Target dejó de fijar metas de contratación para grupos marginados, mientras que Walmart anunció que ya no priorizará a proveedores de empresas propiedad de mujeres o minorías.

La ética corporativa en juego: ¿Morales en riesgo?

Para algunos estadounidenses, estas decisiones reflejan una pérdida de valores fundamentales en las corporaciones al ceder a la presión política.

El reverendo Jamal Bryant, un pastor de Baltimore con una gran audiencia en redes sociales, hizo un llamado a sus seguidores para que dejen de gastar dinero en Target durante el tiempo de Cuaresma, del 5 de marzo al 17 de abril.

Bryant señaló que «estas decisiones representan más que simples elecciones corporativas; reflejan una erosión más profunda del compromiso moral y ético necesario para construir una sociedad justa».

Activistas hispanos también han lanzado un boicot bajo el nombre de Latino Freeze Movement, pidiendo a la comunidad latina que deje de gastar dinero en productos no esenciales «hasta que las empresas demuestren que les importa nuestra población inmigrante y minoritaria».

El impacto de los boicots: ¿un cambio de paradigma?

Aunque es difícil medir el impacto tangible de los boicots, lo que está claro es que las empresas están empezando a percibir el peso del descontento de los consumidores.

El 31% de los estadounidenses, según una encuesta anterior de Harris Poll, han dicho que optarán por «desconectarse» de la economía este año debido al clima político cambiante.

Las empresas han justificado sus cambios de política alegando un entorno legal más restrictivo en torno a las iniciativas de DEI, que han sido un tema controversial en las guerras culturales durante años.

El presidente Donald Trump, durante su campaña electoral, prometió abolir las políticas de DEI y firmó varias órdenes ejecutivas para terminar con estos programas dentro del gobierno federal en cuanto asumió el cargo.

Si bien el impacto de sus políticas en el sector privado aún no está completamente claro, algunas empresas parecen dispuestas a arriesgarse a perder clientes en lugar de tomar riesgos legales relacionados con la inclusión y la diversidad.

Un futuro incierto para las grandes empresas

El boicot contra empresas que se alinean con la agenda de Trump plantea una interrogante clave sobre el futuro de las grandes corporaciones en Estados Unidos: ¿podrán mantenerse firmes en sus decisiones sin alienar a una parte significativa de los consumidores?

A medida que los boicots siguen creciendo y se intensifican, las empresas tendrán que tomar decisiones difíciles sobre si priorizan el alineamiento político o las demandas de una base de consumidores que cada vez tiene más conciencia sobre el poder de su consumo.

Lo que parece claro es que los consumidores están tomando la delantera en esta lucha, utilizando su poder económico no solo como un medio de protesta, sino como una herramienta para influir en el rumbo de la política corporativa en el país.

Con el 20% de los estadounidenses listos para cambiar sus hábitos de consumo de forma permanente, las empresas tendrán que sopesar con seriedad si la conveniencia realmente es la clave para su éxito futuro.

Crédito fotográfico: Laure Andrillon/Reuters


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