El cine indígena canadiense está viviendo un momento de auge y reconocimiento, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Los cineastas indígenas han logrado crear obras originales, diversas y comprometidas con sus culturas y realidades, que han captado la atención de los festivales, las audiencias y la crítica.
Uno de los ejemplos más destacados es el de Tracey Deer, una directora mohawk que ha ganado varios premios por su película “Beans”, un drama sobre la crisis de Oka de 1990, que enfrentó a los mohawks con el gobierno canadiense por la disputa de unas tierras sagradas. La película, que se estrenó en el Festival de Cine de Toronto en 2020, ha sido seleccionada como la representante de Canadá para los Oscar 2023 en la categoría de mejor película internacional.
Otro caso notable es el de Danis Goulet, una directora cri y metis que ha sorprendido con su ópera prima “Night Raiders”, una distopía futurista sobre una resistencia indígena contra un régimen opresor. La película, que cuenta con la producción ejecutiva de Taika Waititi, se presentó en el Festival de Cine de Berlín en 2021 y ha sido adquirida por Netflix para su distribución global.
Estos son solo algunos de los nombres que conforman la nueva ola del cine indígena canadiense, que también incluye a realizadores como Elle-Máijá Tailfeathers, Jeff Barnaby, Zacharias Kunuk o Alanis Obomsawin, entre otros. Todos ellos han sabido aprovechar las oportunidades y los recursos que les ofrece el sistema audiovisual canadiense, que cuenta con programas específicos de apoyo al cine indígena, como el Indigenous Screen Office o el Indigenous Film Fund.
Además, los cineastas indígenas canadienses han sabido crear redes y alianzas con otros creadores indígenas de todo el mundo, como los maoríes de Nueva Zelanda, los aborígenes de Australia o los sami de Escandinavia. Así, han participado en eventos como el imagineNATIVE Film + Media Arts Festival, el Maoriland Film Festival o el Skábmagovat Film Festival, donde han compartido sus experiencias, sus visiones y sus proyectos.
El cine indígena canadiense se ha convertido así en una fuerza creativa y cultural que reivindica la diversidad, la identidad y la soberanía de los pueblos originarios, y que ofrece al mundo una mirada diferente y enriquecedora sobre la realidad contemporánea.