Investigaciones recientes destacan la importancia vital del diagnóstico precoz del cáncer, no solo para salvar vidas sino también para reducir significativamente los costos de tratamiento en el sistema de salud de Canadá. La detección temprana permite utilizar terapias menos agresivas y aumenta las probabilidades de éxito en los tratamientos.
Por ejemplo, en el caso del cáncer de mama, más del 80% se diagnostica en una etapa temprana, lo que resulta en una tasa de supervivencia a cinco años que oscila entre el 93% y casi el 100%1. Esto se debe en gran medida a programas de detección organizados que utilizan la mamografía para detectar signos de cáncer de mama.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado nuevas guías para mejorar las posibilidades de supervivencia de las personas con cáncer, enfocándose en el diagnóstico y tratamiento tempranos2. Según la OMS, cada año mueren 8.8 millones de personas por cáncer, la mayoría en países de ingresos bajos y medios, y muchos casos se diagnostican demasiado tarde.
La OMS recomienda mejorar la conciencia pública sobre los síntomas del cáncer y alentar a las personas a buscar atención cuando estos aparezcan. Además, insta a invertir en fortalecer y equipar los servicios de salud y capacitar a los trabajadores de la salud para que puedan realizar diagnósticos precisos y oportunos.
Detectar el cáncer temprano también reduce significativamente el impacto financiero de la enfermedad: no solo es menor el costo del tratamiento en las etapas tempranas, sino que las personas pueden seguir trabajando y apoyando a sus familias si acceden al tratamiento efectivo a tiempo. En 2010, el costo económico total anual del cáncer a través del gasto en atención médica y la pérdida de productividad se estimó en 1.16 billones de dólares estadounidenses.
Estos hallazgos subrayan la necesidad de políticas de salud pública que promuevan la detección temprana del cáncer como una estrategia clave para mejorar la salud de la población y la sostenibilidad financiera del sistema de salud.