
THE LATIN VOX (22 de agosto del 2025).- Por Daniela Medina.
Un equipo internacional de astrónomos ha detectado la ráfaga rápida de radio (Fast Radio Burst, FRB) más energética jamás registrada, un suceso que no solo supera con creces todos los precedentes, sino que también cuestiona modelos clásicos sobre el origen de estas señales misteriosas. El hallazgo marca el inicio de una nueva era para la investigación de FRBs como herramientas para sondear el universo profundo.
Una explosión de radio inconmensurable
- Esta explosión, catalogada como FRB 20220610A, fue identificada con el radiointerferómetro ASKAP en Australia y definió un nuevo estándar de energía emitida en milisegundos: la cantidad de energía liberada en esa fracción microscópica equivale a la que el Sol emite en más de 16 años. Además, su fuente se encuentra a una distancia tan lejana que tardó miles de millones de años en llegar a la Tierra.
- Según los análisis, este FRB es el más brillante jamás observado, superando en energía a todos los detectados hasta ahora y su recorrido desde que se originó ocurrió cuando el universo tenía menos de la mitad de su edad actual.
¿Por qué este hallazgo altera nuestras expectativas?
- La magnitud de FRB 20220610A obliga a revisar modelos previos: ya no basta con considerar a los FRBs como fenómenos relativamente locales o moderados; este reto energético demuestra que pueden emerger desde regiones cósmicas muy distantes, con fuentes más potentes y variadas de lo previsto.
- A juicio de Jason Hessels (Universidad de Ámsterdam), esta variedad de energías y duraciones sugiere múltiples mecanismos generadores más allá del tradicional magnetar como estrellas de neutrones, púlsares o incluso interacciones extremas con agujeros negros.
Mucho más que fuegos artificiales cósmicos
- Los FRBs se vuelven herramientas valiosas de cosmología. Al atravesar nubes invisibles de gas y polvo intergaláctico, alteran sus ondas de radio de manera observable. Estas distorsiones permiten inferir las condiciones del espacio profundo, detectando componentes del universo que son invisibles a otros telescopios.
- Entre hallazgos relacionados, se han registrado ráfagas con duraciones inéditas: algunas duran apenas microsegundos, lo que indica fuentes extremadamente compactas y energéticas, de apenas decenas de metros de tamaño.
Panorama ampliado: logros recientes en FRBs
- Origen en galaxias antiguas: Un FRB brillante detectado en 2022 provenía no de una galaxia aislada, sino de un sistema en interacción conformado por siete galaxias antiguas y fusionándose. Este entorno podría explicar su energía excepcional.
- Estallido más lejano observado: Otro FRB recorrió 8 mil millones de años luz antes de alcanzar la Tierra, lo que lo convirtió en el más antiguo registrado, confirmando que estos fenómenos ocurrieron muy temprano en la historia universal.
- ** diversidad de fuentes y señales**: Se han descubierto FRBs repetitivos con campos magnéticos polarizados inusuales, y patrones complejos descritos como “slide whistle”, que convierten el fenómeno en un rompecabezas cada vez más fascinante para la astrofísica moderna.
Resumen comparativo
| Aspecto | Detalles clave |
|---|---|
| FRB más brillante | FRB 20220610A, energía equivalente al Sol durante >16 años, miles de millones de años luz lejos |
| Implicaciones | Desafía hipótesis centradas en magnetares; apunta a múltiples fuentes potentes |
| Herramienta cosmológica | Permite estudiar el medio interestelar e intergaláctico invisible |
| Otras novedades recientes | FRBs en galaxias fusionadas, más antiguos (8 mil millones de años), microsegundos de duración, repetitivos con polarización extraña |
Una ventana nueva al universo profundo
El descubrimiento de este FRB extraordinariamente brillante y distante redefine el horizonte de la astrofísica más enigmática. No es solo una explosión efímera: es una señal poderosa que abre nuevos caminos para comprender la materia oscura, la evolución galáctica, las fuentes extremas del cosmos y la biografía del universo natal.
Fuente: Por Robert Lea www.space.com
Foto: Crédito de la imagen: Daniëlle Futselaar/Observatorio MMT