
THE LATIN VOX (27 de septiembre de 2025).- Por Daniela Medina.
En un giro altamente controvertido que reaviva tensiones dentro del principal organismo de seguridad de Estados Unidos, el FBI ha despedido a varios agentes que en 2020 fueron fotografiados arrodillándose durante protestas por justicia racial tras el asesinato de George Floyd. Fuentes anónimas vinculadas al caso afirman que el gesto fue interpretado como parte de una estrategia de desescalamiento, no como manifestación política, pero sus consecuencias políticas han estallado ahora en el contexto de una reconfiguración interna bajo el mando del director Kash Patel.
Las cifras aún no son firmes: algunas fuentes afirman que entre 15 y 22 agentes han sido despedidos. Muchos de ellos fueron reasignados previamente, pero ahora su desvinculación es definitiva.
Este episodio no ocurre en el vacío: es parte de una serie de despidos de personal dentro del FBI que incluyen tanto agentes como ejecutivos, presuntamente relacionados con investigaciones sensibles como el asalto al Capitolio o casos vinculados al expresidente Donald Trump.
Los hechos detrás del arrodillamiento y su interpretación interna
Contexto histórico del gesto
Durante las protestas de junio de 2020 en Washington D.C., miles de ciudadanos salieron a las calles tras la muerte de George Floyd para reclamar justicia racial y reformas policiales. En ese escenario, algunos agentes del FBI fueron vistos arrodillándose junto a manifestantes, gesto que generó polémica inmediata.
Según fuentes internas, el arrodillamiento no se interpretó originalmente como un acto político de apoyo al movimiento Black Lives Matter, sino como una táctica para reducir tensiones y evitar confrontaciones con los manifestantes. Un anuncio oficial en ese entonces no sancionó la acción, y no se considera que se violara una política escrita.
La reasignación previa y la purga actual
Ya antes de este episodio reciente, varios de esos agentes habían sido reasignados por el FBI —algunos con cargos menores o roles diferentes— como parte de una reestructuración interna bajo la administración de Patel. Ahora, esas reasignaciones han dado paso a despidos definitivos.
El sindicato FBI Agents Association emitió un comunicado condenando los despidos, calificándolos de ilegales y demandando una investigación por parte del Congreso. Argumentan que varios de los agentes despedidos eran veteranos militares, con protecciones legales adicionales, y que no se les ofreció el debido proceso.
Motivaciones políticas y acusaciones cruzadas
Carga política detrás de los despidos
Los despidos se producen en medio de acusaciones de purgas ideológicas dentro del FBI por parte de la administración Trump, que busca eliminar funcionarios considerados poco leales o incómodos con las nuevas directrices del directorato. Una demanda colectiva presentada por exfuncionarios del FBI afirma que Patel fue instruido para despedir agentes vinculados a investigaciones sobre Trump, incluso si comprendía que esas acciones podrían ser ilegales.
El director Patel ha negado que los despidos respondan a órdenes directas de la Casa Blanca, afirmando que se basan en evaluaciones de desempeño.
Efecto en la moral institucional
Varios exagentes y observadores internos han alertado que estas acciones deterioran la confianza entre la base del FBI y sus órganos superiores, y podrían dificultar la captación y retención de agentes talentosos. Algunos sostienen que se está eliminando experiencia valiosa bajo el pretexto de alineamientos políticos o régimen interno.
Reacciones externas, legales y diplomáticas
- Diversos legisladores demócratas y grupos de derechos civiles han exigido audiencias en el Congreso para esclarecer las razones de estos despidos y garantizar que no se vulneren derechos constitucionales.
- Organizaciones de justicia social han denunciado lo que perciben como una señal de intolerancia hacia expresiones simbólicas durante protestas legítimas, y advierten que puede generarse un efecto de autocensura entre agentes públicos.
- En medios de prensa y análisis legales aumentan los cuestionamientos sobre la separación institucional entre el poder ejecutivo y organismos de seguridad, así como los límites del poder disciplinario interno.
Posibles escenarios y consecuencias
- Juicios y demandas por despido injustificado
Si el sindicato o los agentes despedidos ganan demandas judiciales, podrían obtener indemnizaciones, reinstalaciones o sanciones para liderazgo del FBI. - Investigación del Congreso
Audiencias públicas podrían revelar comunicaciones internas, criterios de despido y si hubo interferencia política en decisiones operativas del FBI. - Reversión parcial de la purga
En caso de fuerte presión pública, algunos agentes podrían ser reincorporados o rémoras internas revertidas. - Cambios de liderazgo o estructura
El efecto acumulativo de denuncias podría obligar a ajustes en la dirección, políticas internas o supervisión del FBI.
Reflexión final
El despido de agentes que se arrodillaron durante protestas de justicia racial no es simplemente un episodio disciplinario: es un símbolo de la tensión entre expresión simbólica, deber institucional y politización del poder dentro de instituciones de Estado.
Si un gesto que fue interpretado por muchos como un intento de calmar tensiones se convierte ahora en motivo de despido masivo, la pregunta que subyace es: ¿hasta qué punto las instituciones de seguridad pueden controlar sus propias normas cuando el contexto político impone líneas rojas implícitas?
El desenlace de este caso definirá no solo el destino de esos agentes, sino el modelo institucional que Estados Unidos quiere para sus agencias centrales en tiempos de polarización política.
Fuente: www.castanet.net
Foto: Google fotos