El fin del gas ruso: Un cambio histórico para Europa y un desafío para Moldavia

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THE LATIN VOX (1 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz

El 1 de enero de 2025, un capítulo trascendental en las relaciones energéticas entre Rusia y Europa llegó a su fin. El gas ruso dejó de fluir hacia el continente europeo a través de Ucrania, un corredor energético que ha existido desde la era soviética y que, incluso durante los tres años de guerra entre ambos países, había continuado operando. Con la expiración del acuerdo de tránsito firmado en 2019, Ucrania decidió cortar este suministro, marcando un hito en el proceso de desvinculación de Europa del gas ruso, iniciado hace varios años.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, calificó este acontecimiento como «una de las mayores derrotas de Moscú», y subrayó la magnitud del cambio: «Cuando [Vladimir] Putin asumió el poder hace más de 25 años, el bombeo anual de gas a través de Ucrania hacia Europa era de más de 130 mil millones de metros cúbicos. Hoy, el tránsito de gas ruso es cero», afirmó Zelenskyy en sus redes sociales.

Repercusiones inmediatas: Moldavia y Transnistria en crisis

El impacto más inmediato del corte se sintió en la región separatista de Transnistria, en Moldavia, donde cientos de miles de personas se quedaron sin calefacción ni agua caliente. La empresa energética local, Tirasteploenergo, advirtió a los residentes que tomaran medidas extremas para mantenerse abrigados, como agruparse en una sola habitación, colgar mantas gruesas en las ventanas y usar estufas eléctricas. Esta medida de emergencia refleja la dependencia crítica de la región de los suministros de gas ruso.

El gobierno de Moldavia, que enfrenta serios desafíos energéticos, acusó a Moscú de «chantaje» en relación con el corte de suministros, recordando que Rusia había amenazado con interrumpir la entrega de gas a todo el país, incluso si se alcanzaba un acuerdo para mantener el tránsito a través de Ucrania. En una nación de 2.5 millones de habitantes, la mayoría puede recurrir a reservas o importar gas desde Rumanía, pero la región de Transnistria, con unos 450,000 habitantes, se enfrenta a la escasez más grave.

Europa: Avance hacia la independencia energética

Mientras que en Moldavia la situación es crítica, en otros países europeos se celebró el fin del gas ruso como una victoria más en la lucha por la independencia energética. En Polonia, el ministro de Exteriores, Radosław Sikorski, calificó el evento como «una nueva victoria» para Europa, reflejando el entusiasmo en muchas naciones que han venido reduciendo su dependencia de Moscú en los últimos años.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en 2022, la cuota de gas ruso en el mercado europeo ha caído del 35% al 8%. Las naciones de la UE han buscado fuentes alternativas, y el gas que antes se transportaba por Ucrania representaba solo un 5% de las necesidades energéticas del continente. Aunque el corte tendrá implicaciones económicas para algunos países, como Eslovaquia y Hungría, que todavía dependen del gas ruso, la mayor parte de Europa parece estar preparada para afrontar la transición.

Desafíos para los países de Europa Central

El impacto ha sido especialmente fuerte para Eslovaquia y Hungría, cuyas economías siguen dependiendo de los suministros rusos.

El primer ministro eslovaco, Robert Fico, criticó duramente la decisión de Ucrania, advirtiendo que la suspensión del tránsito tendría un efecto «drástico» sobre la Unión Europea, mientras que Rusia no se vería afectada. Fico incluso viajó a Moscú el mes pasado para discutir posibles soluciones, sugiriendo que Eslovaquia podría considerar cortar el suministro de electricidad a Ucrania en represalia, dado el creciente coste de la energía para su país.

Sin embargo, las palabras de Fico no han sido bien recibidas en Kiev. Zelenskyy, visiblemente indignado, respondió: «Estamos luchando por nuestras vidas; Fico está luchando por dinero». Su mensaje subraya la difícil situación que atraviesa Ucrania, que sigue luchando contra los ataques rusos a su infraestructura energética, y la percepción de que, en tiempos de guerra, las discusiones económicas deberían quedar en segundo plano.

Un futuro de energía diversificada

El fin del tránsito de gas ruso a través de Ucrania es solo el último capítulo de una historia más amplia de desglobalización energética. Con el gasoducto Nord Stream destruido en 2022 y la progresiva diversificación de fuentes de gas en Europa, el corte de esta ruta puede parecer un golpe a corto plazo, pero muchos analistas señalan que la UE tiene alternativas viables para cubrir la demanda. En este contexto, el gasoducto TurkStream, que conecta Rusia con Serbia y Hungría, sigue siendo el único conducto operativo hacia Europa desde Rusia.

Este corte simbólico también refleja la creciente independencia de Europa de los recursos energéticos rusos, un cambio que, aunque no exento de costos y tensiones, parece irreversible. Con la caída de los suministros rusos y el impulso hacia una transición energética más sostenible, Europa parece estar avanzando, paso a paso, hacia un futuro menos dependiente del gas de Moscú, mientras afronta los desafíos inmediatos de una crisis energética que se extiende desde el este hasta el centro del continente.

El próximo capítulo de esta historia será clave no solo para Ucrania y Rusia, sino para toda Europa, que debe encontrar una forma de garantizar su seguridad energética mientras navega por las complejidades de la política internacional y la transición hacia fuentes más sostenibles.

Crédito fotográfico: Dado Ruvic/Illustration/Reuters


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