
THE LATIN VOX (16 de noviembre de 2025).- Daniela Medina.
El debate sobre la independencia de Quebec ha vuelto a encenderse con fuerza. El líder del Parti Québécois (PQ), Paul St-Pierre Plamondon, anunció el sábado un proyecto ambicioso: en caso de que Quebec se convierta en un estado independiente, tendría su propia moneda, y la transición desde el dólar canadiense tomaría al menos una década. Al mismo tiempo, los liberales de Quebec han lanzado una dura advertencia: consideran que esta propuesta representa un riesgo sustancial para la estabilidad económica y financiera de la provincia.
Un plan para romper con la dependencia monetaria
En una conferencia realizada en Sherbrooke, St-Pierre Plamondon explicó que el objetivo principal de su propuesta es “poner fin a nuestra dependencia, ya sea política, financiera o monetaria”. Según él, esa dependencia ha llevado históricamente a decisiones que “no siempre están en nuestros mejores intereses”.
Para llevar a cabo el cambio, el PQ plantea un proceso gradual: durante al menos 10 años, Quebec seguiría utilizando el dólar canadiense mientras se preparan las estructuras necesarias para lanzar una moneda propia.
Entre los elementos clave de su plan:
- Crear un banco central de Quebec que defina su propia política monetaria.
- Establecer una comisión independiente que, tras un eventual referéndum de independencia, evalúe y recomiende los pasos a seguir, incluyendo la creación de la nueva moneda.
- Considerar varias opciones monetarias: el PQ ha analizado no solo mantener el dólar canadiense o adoptar el dólar estadounidense, sino también lanzar su propia divisa. St-Pierre Plamondon defendió que la opción de una moneda propia es la más coherente con una Quebec soberana moderna.
- Fijar inicialmente la nueva moneda al dólar estadounidense durante los primeros años para dar estabilidad, antes de pasar a un tipo de cambio flotante.
Motivos y discurso soberanista
St-Pierre Plamondon ha afirmado que una moneda propia daría a Quebec una mayor autonomía para tomar sus propias decisiones económicas, y no depender de políticas dictadas desde Ottawa o influenciadas por otros intereses.
Además, esta propuesta forma parte del llamado “Libro Azul” del PQ, un documento que describe cómo sería un Quebec independiente, con instituciones soberanas, relaciones internacionales propias y una economía autónoma.
St-Pierre Plamondon ha argumentado que no se trata de un proyecto ideológico sin respaldo técnico, sino de algo “muy flexible” y analizado, con estabilidad como criterio central.
La furiosa reacción de los Liberales y el debate político
Los Liberales de Quebec no tardaron en responder a esta propuesta con críticas contundentes. Su líder, Pablo Rodríguez, señaló que la visión del PQ representa un riesgo para la economía y la cohesión social, y defendió que mantener el statu quo ofrece más seguridad para los ciudadanos.
Rodríguez afirmó que un referéndum no debe dividir a los quebequenses y garantizó que, si su partido gana, buscará unir a la provincia en vez de provocar fracturas irreparables.
Desde la visión liberal, creen que presentar la emisión de una moneda propia como un plan serio es un paso peligrosamente radical: temen que genere inestabilidad financiera, aumente la incertidumbre para empresas e inversores, y debilite la capacidad de Quebec para interactuar con mercados internacionales de forma segura.
Posibles escenarios y riesgos
La propuesta del PQ no está exenta de desafíos:
- Riesgo macroeconómico: Cambiar de moneda implica costos enormes, riesgos de inflación, de fuga de capitales y de desconfianza en la nueva divisa.
- Transición a largo plazo: Al mantener el dólar canadiense por una década, Quebec necesitaría asegurar credibilidad durante todo ese proceso para que el cambio sea creíble.
- Comisión independiente: El éxito del plan dependería en buena medida del resultado de la comisión propuesta. Si sus recomendaciones no apoyan una moneda propia, el PQ podría verse obligado a replantear su estrategia.
- Relaciones internacionales: Un Quebec independiente con su moneda debería negociar su reconocimiento, tratados y cooperación con otros países, lo cual requiere preparación profunda.
- Reacción de los mercados: Bancos, inversores y grandes empresas podrían reaccionar con cautela o desconfianza, especialmente si perciben un alto riesgo político o económico.
Implicaciones simbólicas y estratégicas
- Soberanía plena: Al proponer una moneda nacional, el PQ reivindica una visión de independencia no solo política, sino también monetaria, lo que refuerza su discurso soberanista.
- Relación con Canadá: El plan cuestiona la dependencia tradicional de Quebec frente al resto de Canadá, y plantea una ruptura estructural.
- Presión electoral: El anuncio puede movilizar a la base soberanista del PQ, activando un debate profundo previo a las elecciones previstas, ya que St-Pierre Plamondon ha prometido convocar un referéndum en su primer mandato si llega al poder.
- Inspiración internacional: Al comparar a Quebec con países medianos que tienen su propia divisa (como algunos países europeos), el PQ busca legitimar su proyecto como serio y viable.
Reacción pública y política
El anuncio de St-Pierre Plamondon ha generado un intenso debate público. Por una parte, sus seguidores soberanistas ven esta propuesta como un paso audaz hacia la autonomía plena. Para muchos, es la manifestación más concreta de lo que significa la independencia: no solo cambiar de estatus político, sino asumir todas las responsabilidades históricas de un Estado soberano.
Por otro lado, los críticos advierten que esta idea puede sembrar miedo entre la población: miedo a la inestabilidad, a la pérdida de poder adquisitivo, a una moneda que aún no existe. Los liberales, especialmente, intensifican su mensaje: según ellos, este tipo de planes puede poner en jaque la seguridad económica de las familias y las empresas.
Además, algunos analistas observan que el anuncio del PQ llega en un momento en que el partido está fortalecido en las encuestas, y podría indicar su intención de capitalizar el creciente descontento con el statu quo. Si bien una mayoría de quebequenses aún se opone a la independencia, la propuesta de una moneda propia reaviva un debate que muchos creían superado.
La oferta del Partido Québécois de crear una moneda propia para un Quebec independiente ha vuelto a poner sobre la mesa uno de los temas más sensibles y simbólicos de la política canadiense: la moneda como símbolo de soberanía. Paul St-Pierre Plamondon ha reunido a sus bases para consolidar una visión audaz, mientras que los Liberales lo acusan de jugar con la estabilidad de la provincia.
Más allá de las palabras, el plan del PQ implica un compromiso profundo: construir instituciones propias, asumir riesgos y, si se da la independencia, gestionar una transición monetaria de largo aliento. No es un proyecto cosmético, sino una estrategia que define cómo podría verse un Quebec realmente soberano.
Lo que está claro es que el debate no es solo teórico: con elecciones en el horizonte y la posibilidad real de que el separatismo recupere tracción, esta propuesta podría ser un punto de inflexión. Para muchos, representa una nueva etapa en la lucha por la identidad y el futuro del Québec; para otros, un salto hacia lo incierto.
Fuente: www.castanet.net
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