El mundo despide al Príncipe de las Tinieblas: Multitudinario funeral de Ozzy Osbourne en Londres

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THE LATIN VOX (31 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

El universo del rock está de luto. Ozzy Osbourne, el legendario “Príncipe de las Tinieblas” y uno de los grandes arquitectos del heavy metal, fue despedido ayer en un emotivo funeral en Londres que reunió a familiares, fanáticos y estrellas de la música de todas las generaciones.

La ceremonia, realizada en la Abadía de Westminster, fue tan solemne como atípica. Las notas de “Black Sabbath” y “No More Tears” resonaron suavemente entre los muros de piedra de la histórica iglesia, que por primera vez abrió sus puertas a un ícono del rock duro. Afuera, miles de seguidores vestidos de negro esperaban bajo la lluvia londinense, coreando letras y sosteniendo carteles con mensajes de agradecimiento y admiración.

Una despedida a la altura de una leyenda

A sus 76 años, Ozzy Osbourne falleció la semana pasada en su casa de Buckinghamshire, tras una prolongada batalla con enfermedades neurodegenerativas que lo alejaron de los escenarios en los últimos años. Sin embargo, hasta el final, mantuvo su espíritu rebelde y su vínculo con los fans intacto.

Durante la ceremonia, Sharon Osbourne, su esposa y compañera inseparable durante más de cuatro décadas, pronunció un discurso cargado de emoción:

“Ozzy fue muchas cosas: un padre amoroso, un esposo leal, un alma salvaje… pero, sobre todo, fue auténtico. Nunca pidió perdón por ser quien era, y por eso el mundo lo amó”.

Estrellas del rock, unidas en el adiós

Entre los asistentes se encontraban grandes nombres del rock y del metal, como Tony Iommi, su compañero en Black Sabbath, James Hetfield (Metallica), Dave Grohl (Foo Fighters), y Corey Taylor (Slipknot), además de representantes de generaciones más jóvenes que reconocen a Ozzy como una influencia insoslayable.

Iommi, visiblemente conmovido, recordó:

“Ozzy no solo fue mi amigo y hermano musical, fue la voz de una revolución. Creamos algo que nadie entendía al principio, pero que terminó cambiando la historia de la música”.

El legado inmortal de un icono

Nacido como John Michael Osbourne en Birmingham en 1948, Ozzy saltó a la fama como vocalista de Black Sabbath, la banda pionera del heavy metal. Su voz rasposa y su presencia teatral —infamemente coronada con aquel episodio en el que mordió la cabeza de un murciélago en pleno escenario— lo convirtieron en un personaje fascinante y temido a partes iguales.

Más tarde, como solista, firmó himnos inmortales como Crazy Train, Mr. Crowley o Mama, I’m Coming Home, consolidando una carrera de más de cinco décadas que resistió escándalos, adicciones, reality shows y enfermedades.

Ozzy supo reinventarse una y otra vez, transformándose de ícono satánico a abuelo entrañable del rock. Su familia, protagonista del exitoso reality The Osbournes, lo humanizó ante millones de hogares que descubrieron en él a un hombre vulnerable, gracioso y profundamente querido.

Un funeral con identidad propia

Aunque fue una ceremonia religiosa, el funeral mantuvo el espíritu irreverente del artista. Al final, en lugar de una marcha fúnebre tradicional, sonó un fragmento de Paranoid mientras el féretro era llevado fuera de la abadía. Algunos asistentes no pudieron evitar alzar los cuernos del metal en señal de despedida.

En una carta leída por su hija Kelly, Ozzy había pedido que su muerte no se llorara con tristeza, sino que se celebrara con música, cerveza y gratitud. Y así fue: tras el funeral, se organizó un homenaje íntimo en el club 100 Club de Londres, donde artistas de varias generaciones interpretaron versiones de sus clásicos.

“Gracias por todo, Ozzy”

En Birmingham, su ciudad natal, las campanas de la Catedral de San Felipe repicaron 13 veces en su honor, mientras que el Ayuntamiento proyectó imágenes de su vida en la fachada principal. En redes sociales, millones de mensajes bajo el hashtag #GraciasOzzy lo despidieron con afecto y admiración.

Ozzy Osbourne fue más que un músico: fue un símbolo de irreverencia, de honestidad brutal y de supervivencia. En un mundo que cambia vertiginosamente, él se mantuvo como una constante: crudo, real, eterno.

Hoy, el rock llora, pero también celebra. Porque el Príncipe de las Tinieblas ya descansa… pero su música, su legado y su espíritu seguirán resonando para siempre.

«I’m going off the rails on a crazy train…» – Ozzy Osbourne (1948–2025)

Crédito fotográfico: The Today Show


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