THE LATIN VOX (21 de septiembre de 2025).- Por Daniela Medina.
David Phillips, reconocido climatólogo de Environment Canada, advirtió recientemente que, aun cuando el verano ha llegado oficialmente a su fin, los efectos de esta estación el calor extremo, la calidad del aire deteriorada, las olas de calor y los humos persistentes no se disiparán con la llegada del otoño. Por el contrario, Phillips augura que muchas de esas condiciones continuarán, imponiendo retos importantes para la salud pública, el ambiente urbano y la resiliencia comunitaria.
Un verano intenso: calor, humo y advertencias sanitarias
Para dimensionar lo que ha ocurrido:
- Este verano en Toronto y áreas circundantes se caracterizó por varios días con temperaturas excepcionales, condiciones de humedad intensas y episodios repetidos de olas de calor.
- A su vez, hubo alertas frecuentes de calidad del aire vinculadas a incendios forestales en otras provincias, cuyos humos llegaron a afectar la visibilidad, la respiración de personas vulnerables y la sensación térmica.
- Muchas personas reportaron molestias respiratorias, irritaciones, reducción de visibilidad y necesidad de permanecer en interiores durante los días más críticos.
Phillips subraya que esas condiciones no fueron aisladas, sino parte de un patrón climático que se está volviendo más frecuente, más extremo y con impactos directos sobre la población.
¿Qué espera el otoño? Pronóstico y factores de riesgo
El climatólogo señala varios elementos que harán que el otoño no sea un alivio inmediato:
- Persistencia del calor remanente
Aunque las temperaturas bajarán en las noches, aún se prevén días calurosos, especialmente durante la transición de estación, lo que mantendrá el estrés térmico en ciudades grandes, donde el efecto de isla de calor urbano amplifica el calor diurno. - Humo y calidad del aire
Los incendios forestales continúan siendo una fuente importante de humo, cuyas partículas finas viajan grandes distancias. Phillps alerta que los episodios de humo podrían prolongarse si los incendios desencadenados por sequías, vientos fuertes y alta temperatura no se controlan pronto. - Riesgo de cambios bruscos en el clima
Frentes fríos que ingresen pueden generar contrastes fuertes, tormentas, lluvias intensas repentinas, lo que podría traer inseguridad para quienes no estén preparados, sobretodo en lo que respecta al manejo urbano de agua, drenajes, infraestructura de transporte, etc. - Efectos acumulativos sobre la salud
Las personas más vulnerables niños, adultos mayores, quienes tienen afecciones respiratorias como asma, EPOC o alergias aún enfrentan riesgo considerable. La calidad del aire pobre + calor residual + estrés social (por ejemplo, falta de refrigeración, viviendas mal aisladas) crean condiciones peligrosas.
Consecuencias previstas y recomendaciones
Para la población
- Tomar medidas preventivas: evitar ejercicio físico intenso al aire libre en horas de máxima radiación, permanecer en espacios interiores bien ventilados, usar mascarillas si el humo es visible, y mantener hidratación.
- Vigilar las alertas de salud pública: Environment Canada y autoridades locales emitirán avisos sobre calidad del aire, alertas de calor, precauciones especiales para grupos vulnerables.
- Ajustar rutinas: actividades al aire libre temprano en la mañana o tarde al atardecer, evitar exposiciones prolongadas al sol, uso de protección solar y ropa ligera.
Para autoridades y administradores urbanos
- Refuerzo de sistemas de alerta temprana: mejorar la comunicación hacia los ciudadanos sobre condiciones peligrosas inminentes, como humo o calor extremo.
- Asegurar refugios climáticos: lugares públicos con aire acondicionado disponibles para quienes no tienen condiciones adecuadas en sus hogares.
- Planeación urbana verde: más árboles, sombras, espacios abiertos, superficies permeables que reduzcan acumulación de calor, mejorar el aislamiento y ventilación de edificios.
Un otoño que no será “templado”
Phillips enfatiza algo importante: aunque la estación calendárica cambia, el sistema climático no lo hace de golpe. Las condiciones meteorológicas y climáticas (como calor extremo, acumulación de humedad, efectos del humo lejano) tienen inercias.
Por eso, este otoño está proyectado como una estación de “transición difícil”, no de alivio inmediato. No será extraño que se registren días sorprendentemente calurosos en octubre, o que las noches sigan siendo poco frescas, lo que concentra cansancio, estrés térmico acumulado y riesgo para la salud.
Contexto más amplio: cambio climático, urbanización y vulnerabilidad
- El clima canadiense, especialmente en provincias como Ontario, ha mostrado tendencias de calentamiento a largo plazo. Los veranos son más largos, los episodios de calor más frecuentes y extremos, y las estaciones intermedias también muestran más variabilidad.
- La urbanización contribuye: ciudades grandes con mucho asfalto, pocas áreas verdes, edificaciones densas, todo eso retiene calor. Las “islas de calor urbanas” intensifican lo que se siente como calor real al mediodía y al atardecer.
- Los incendios forestales, ligados a sequías, olas de calor, tormentas secas, cada vez más influyen no solo en zonas rurales, sino en ciudades lejanas a los focos del fuego, por medio del humo y de las perturbaciones atmosféricas que generan.
Qué podría cambiar si se actúa
- El diseño urbano podría adaptarse para futuros desarrollos: incorporar techos verdes, materiales reflectantes, planeación orientada a clima, sombreado natural, ventilaciones cruzadas.
- Políticas de mitigación y emisiones: exceder solo adaptarse, sino también reducir las causas subyacentes del cambio climático reducción de emisiones de gases efecto invernadero, energía más limpia, mejor gestión forestal para disminuir intensidad y frecuencia de extremos climáticos.
- Educación pública: que ciudadanía entienda qué esperar, cómo protegerse, que los reportes climáticos no son alarmismos sino advertencias basadas en ciencia y datos.
El mensaje de “el otoño va a seguir dándonos fuerte” no es pesimista: es preventivo. Es un llamado urgente a reconocer que el clima ya no opera con los ritmos suaves de antaño, que el verano abrasador deja huellas físicas, ambientales y de salud que no desaparecen con el cambio de calendario.
Canadá, Toronto en particular, se enfrenta a un otoño en el que no bastará con la esperanza de tardes gloriosas o tardes frescas. Será necesario actuar con precaución, preparación y conciencia climática. Lo que se haga ahora en política pública, planificación urbana y actitudes sociales definirá cuánto sufrimiento se podrá evitar en los meses venideros.
Fuente: www.cp24.com
Foto: Google fotos