El papa Francisco ha tomado la decisión de disolver el Sodalicio de Vida Cristiana, una organización religiosa católica con sede en Perú que ha estado bajo investigación durante años debido a múltiples denuncias de abusos sexuales y psicológicos.
El Sodalicio de Vida Cristiana fue fundado en 1971 por Luis Fernando Figari, quien posteriormente fue acusado de cometer abusos sexuales y psicológicos contra menores y jóvenes adultos. A lo largo de los años, la organización ha enfrentado numerosas denuncias que han llevado a investigaciones tanto eclesiásticas como civiles.
La decisión del papa Francisco de disolver el Sodalicio se produce tras una serie de medidas previas que buscaban reformar la organización desde dentro. Sin embargo, la persistencia de las denuncias y la gravedad de las acusaciones llevaron al Vaticano a optar por la disolución completa de la entidad.
Esta acción refleja el compromiso del pontífice en abordar de manera contundente los casos de abuso dentro de la Iglesia Católica y garantizar justicia para las víctimas. La disolución del Sodalicio de Vida Cristiana marca un precedente en la manera en que la Iglesia maneja las organizaciones implicadas en casos de abuso, enfatizando la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas.
Las autoridades eclesiásticas en Perú han manifestado su apoyo a la decisión del papa y han reiterado su compromiso en colaborar con las investigaciones pertinentes. Asimismo, han expresado su solidaridad con las víctimas y su disposición para brindarles el apoyo necesario en su proceso de sanación.
Por su parte, las víctimas y organizaciones defensoras de los derechos humanos han recibido la noticia con esperanza, considerando que es un paso significativo hacia la justicia y la reparación de los daños sufridos. No obstante, enfatizan la necesidad de continuar con las investigaciones y asegurar que los responsables enfrenten las consecuencias legales correspondientes.
La disolución del Sodalicio de Vida Cristiana representa un hito en la lucha contra los abusos dentro de instituciones religiosas y subraya la determinación del papa Francisco en promover una Iglesia más transparente y comprometida con la protección de los más vulnerables.