El tráfico silencioso: cómo Canadá se ha convertido en un punto clave para el comercio ilegal de totoaba y fentanilo

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Foto: Omar Torres

Canadá se ha convertido en un punto estratégico en el comercio ilícito que vincula a redes criminales chinas y carteles mexicanos. Según un informe de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA), los puertos canadienses están siendo utilizados como puntos de tránsito para el intercambio de vejigas natatorias de totoaba por precursores químicos utilizados en la producción de fentanilo.

La totoaba es una especie de pez en peligro de extinción que habita en el Golfo de California. Su vejiga natatoria es altamente codiciada en el mercado negro chino, donde se utiliza en la gastronomía tradicional, la medicina y la cosmética. Su alto valor ha llevado a que esta parte del pez sea denominada la «cocaína del mar», alcanzando precios de hasta 80,000 dólares por kilogramo.

El informe de la CBSA, publicado en octubre de 2024, revela que grupos del crimen organizado chino, en colaboración con los carteles mexicanos, han desarrollado un sofisticado sistema de tráfico para mover la totoaba desde la costa oeste de México hasta China, utilizando Canadá como punto intermedio. A cambio, los precursores químicos necesarios para fabricar fentanilo son enviados a través de los puertos canadienses con destino a México.

El documento de la CBSA advierte que Canadá no solo es un punto de tránsito para este comercio ilegal, sino que también hay ciudadanos involucrados en la importación, exportación y cría ilícita de especies protegidas. Se destaca en particular el puerto de Vancouver, que conecta los mercados de Asia y Europa con las rutas del tráfico ilícito de México y Estados Unidos.

Luis Horacio Nájera, periodista mexicano especializado en el estudio de carteles, señala que la globalización también ha facilitado la expansión del crimen organizado. «El puerto de Vancouver se ha convertido en un punto estratégico para este intercambio de bienes ilegales. La infraestructura y las conexiones permiten que el tráfico de totoaba y precursores de fentanilo se realice con facilidad», explica.

El informe también menciona la aparición de un nuevo grupo criminal conocido como el «Cartel del Dragón», compuesto por ciudadanos chinos y mexicanos que se dedican específicamente al tráfico de totoaba.

Las autoridades canadienses enfrentan serios desafíos para combatir este comercio ilícito. La identificación de vejigas natatorias de totoaba en cargamentos de productos del mar es sumamente complicada. «No es como la cocaína, que es fácil de detectar en un paquete sólido. Estas vejigas se pueden esconder entre tilapias, pulpos u otros pescados», explica Nájera. Además, los traficantes han desarrollado nuevos métodos de ocultamiento, como esconder las vejigas en tanques de gasolina, neumáticos de repuesto y compartimentos secretos de vehículos.

El fentanilo es una droga sintética extremadamente potente, responsable de decenas de miles de muertes por sobredosis en América del Norte. La crisis de opioides ha sido declarada una emergencia de salud pública en Canadá, donde se han registrado más de 49,000 muertes por consumo de drogas tóxicas desde 2016. En Estados Unidos, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informó que más de 74,000 personas murieron en 2023 a causa del fentanilo.

Si bien los precursores químicos para producir fentanilo ingresan a Canadá con destino a México, hay preocupación de que una parte se quede en territorio canadiense, alimentando el mercado de drogas local. Datos de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. revelan que, aunque las incautaciones de fentanilo en la frontera con Canadá son menores que en la frontera con México (19.5 kg contra 9,570 kg en 2023), el problema sigue siendo significativo.

En respuesta a la creciente presión internacional, Canadá ha reforzado sus políticas de seguridad fronteriza. El gobierno ha anunciado una inversión de 1,300 millones de dólares para fortalecer la vigilancia en la frontera con Estados Unidos, incluyendo la adquisición de helicópteros, tecnología avanzada y personal especializado. Además, se ha designado un «zar del fentanilo» para coordinar esfuerzos contra la distribución de opioides sintéticos.

A pesar de estas medidas, los expertos advierten que la lucha contra el tráfico de totoaba y precursores químicos requerirá una cooperación internacional más estrecha y un aumento en la inversión en tecnologías de detección en puertos y puntos de entrada.

El nexo entre la pesca ilegal, el crimen organizado y la crisis de los opioides pone de manifiesto la complejidad de las redes criminales transnacionales. Canadá, con su infraestructura portuaria estratégica, se ha convertido en un actor clave en esta cadena de tráfico, lo que obliga a las autoridades a redoblar esfuerzos para frenar el flujo de sustancias y bienes ilegales. Mientras tanto, la demanda de totoaba y la producción de fentanilo continúan siendo una amenaza creciente para la seguridad global.


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