Escalada comercial: Trump impone aranceles del 50 % al acero y aluminio canadiense, desatando tensión con Ottawa

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Foto: Alex Brandon

La tensión comercial entre Estados Unidos y Canadá ha alcanzado un nuevo punto álgido tras el anuncio de la administración de Donald Trump de imponer aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio canadienses. Un funcionario de la Casa Blanca confirmó la medida el martes, asegurando que estos gravámenes se sumarán a otros impuestos ya existentes sobre bienes canadienses, lo que podría significar un duro golpe para la economía de su vecino del norte.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha expresado su descontento con la medida, calificándola de «inaceptable». Durante una reunión en París con el vicepresidente estadounidense, JD Vance, Trudeau advirtió sobre el impacto negativo que estas tarifas tendrán no solo en Canadá, sino también en la economía estadounidense, particularmente en estados industriales como Ohio, de donde proviene Vance.

El lunes, Trump firmó las órdenes ejecutivas que oficializan los aranceles del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio, incluyendo las de Canadá. Aunque inicialmente había amenazado con tarifas generalizadas del 25% sobre todos los bienes canadienses, con una excepción del 10% para el sector energético, la nueva confirmación de la Casa Blanca sugiere que los impuestos se aplicarán de forma acumulativa. Esto significa que si ambas medidas se concretan, las exportaciones canadienses de acero y aluminio enfrentarían un impuesto total del 50%.

Ante esta situación, Trudeau ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos para coordinar una respuesta con aliados internacionales. «Estamos trabajando con nuestros socios para dar una respuesta firme y clara», declaró el primer ministro. Sin embargo, las opciones de Canadá son limitadas, ya que una escalada de represalias comerciales podría afectar a sectores clave de su economía.

El malestar también ha llegado a los líderes provinciales. El premier de Ontario, Doug Ford, aprovechó una visita a Washington para instar a líderes empresariales estadounidenses a presionar a la administración Trump y evitar una guerra comercial. «Unámonos y enviemos un mensaje claro al presidente Trump: esto no es una buena idea para ningún país», declaró Ford en un discurso ante la Cámara de Comercio de EE.UU.

El Consejo de la Federación, que agrupa a los 13 premiers provinciales y territoriales de Canadá, se había reunido previamente para delinear una estrategia unificada ante las amenazas comerciales de Trump. La nueva ronda de aranceles reaviva las preocupaciones sobre la estabilidad económica y las relaciones bilaterales entre los dos países.

El premier de Columbia Británica, David Eby, también en Washington, advirtió sobre la dependencia excesiva de Canadá respecto a Estados Unidos y subrayó la necesidad de diversificar sus alianzas comerciales. «Dependemos demasiado de las decisiones de una sola persona en la Casa Blanca», declaró Eby, enfatizando la urgencia de fortalecer lazos con otros mercados globales.

A pesar de meses de diplomacia por parte de los líderes canadienses, sigue sin estar claro cuál es el objetivo final de Trump con estas medidas. En un principio, sus amenazas de aranceles estaban vinculadas a la seguridad fronteriza y al tráfico de fentanilo, pero con el tiempo ha ampliado su discurso para incluir quejas sobre gasto en defensa y déficits comerciales.

El domingo, Trump incluso insinuó que convertir a Canadá en el estado n.º 51 de EE.UU. era una posibilidad real. «Podría implementar políticas económicas que harían inviable a Canadá como país», dijo el mandatario, sugiriendo que el cierre del sector automotriz canadiense sería una de sus opciones.

Para expertos en comercio internacional, como Eric Miller, presidente del grupo de estrategia Rideau Potomac, los aranceles de Trump parecen inevitables. «No estoy seguro de que haya algo que pueda cambiar la opinión de Trump en este momento», afirmó Miller. Sin embargo, destacó que la presión de líderes republicanos en Washington podría mitigar el impacto de estas medidas. «Lamentablemente, Trump tendrá que ver las consecuencias de estas políticas antes de darse cuenta de lo valiosa e integrada que es la relación comercial con Canadá», agregó.

Ford, por su parte, sugirió que estas amenazas de aranceles podrían ser una estrategia de negociación de cara a la revisión obligatoria del Tratado entre Canadá, Estados Unidos y México (CUSMA) programada para 2026. «Quizá Trump no quiere esperar hasta la revisión del tratado y esté buscando renegociar un nuevo acuerdo», dijo el premier ontariense.

El antecedente más cercano a esta situación se dio en 2018, cuando Trump amenazó con imponer un arancel del 25% a la industria automotriz canadiense, algo que finalmente no se concretó. Sin embargo, sí implementó tarifas del 25% sobre el acero y del 10% sobre el aluminio, medidas que fueron eliminadas tras un acuerdo con Canadá y México.

A medida que se acerca la fecha de implementación de estos nuevos aranceles, la incertidumbre económica crece en ambos países. Trump ha dejado en claro que está dispuesto a utilizar su poder ejecutivo para modificar el comercio internacional en beneficio de Estados Unidos, sin importar los daños colaterales.

Con un escenario político cada vez más volátil y la posibilidad de nuevas represalias por parte de Canadá, la relación histórica entre ambas naciones podría estar entrando en una de sus etapas más tensas en décadas. La gran pregunta es si Trump estará dispuesto a negociar o si seguirá adelante con sus amenazas, desatando una guerra comercial con su aliado más cercano.


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