Escándalo en el Pentágono: Equipo de Pete Hegseth usó polígrafo contra sus propios colegas

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THE LATIN VOX (31 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Una serie de pruebas de polígrafo ordenadas por asesores del secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha desatado una tormenta en el Pentágono.

Según fuentes cercanas al caso, los exámenes fueron utilizados para identificar presuntos filtradores de información y socavar a rivales internos, a veces sin el conocimiento del propio Hegseth, lo que ha desatado una nueva controversia sobre la gestión del Departamento de Defensa bajo la administración Trump.

La situación, que varios oficiales calificaron como “sin precedentes”, se desarrolló en medio de una creciente paranoia por las filtraciones de información sensible, que dieron lugar a reportes desfavorables en los medios sobre operaciones militares y conflictos internos.

El equipo cercano a Hegseth, liderado por su abogado y comandante naval a tiempo parcial Tim Parlatore, lanzó la ofensiva con el uso de detectores de mentiras para interrogar incluso a funcionarios de alto rango.

Polígrafo sin permiso: El caso que encendió la alarma

Uno de los casos más delicados fue el intento de someter a polígrafo a Patrick Weaver, asesor senior del secretario y exmiembro del equipo de la Casa Blanca durante el primer mandato de Donald Trump.

Weaver, con vínculos cercanos a Stephen Miller, actual vicejefe de gabinete, se enteró del examen y se quejó de haber sido señalado sin pruebas. Su protesta llegó rápidamente a oídos de un asesor externo de Trump, quien intervino de inmediato.

Este asesor —que no forma parte del Pentágono— llamó directamente a Parlatore para cancelar la prueba, gritándole por teléfono: “En el segundo mandato de Trump, los empleados de carrera no interrogan a los designados políticos”, según relataron testigos del incidente.

Cuando se le informó, Hegseth negó haber autorizado el examen, aumentando las dudas sobre quién realmente tomaba decisiones dentro de su oficina.

Espionaje interno y rivalidades personales

Aunque el polígrafo a Weaver fue finalmente cancelado, la práctica continuó contra otros funcionarios, incluidos oficiales militares en servicio.

El entonces asistente militar y actual jefe de gabinete interino, Ricky Buria, ordenó exámenes a personas cercanas a otro asesor del Pentágono, Eric Geressy, con quien tenía una relación tensa. Aunque Geressy no fue sometido directamente, sus subordinados sí fueron investigados, entre ellos el capitán William Francis, un ex Navy SEAL, y el coronel Mike Loconsolo.

Una de las víctimas del proceso incluso se quejó de que su prueba no fue realizada por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), como corresponde, sino por un contratista externo del Departamento de Defensa, lo que generó aún más sospechas.

¿Un arma contra la disidencia?

Los polígrafo no fueron solo una herramienta investigativa, sino un arma política, según fuentes del Pentágono. El secretario Hegseth incluso amenazó con su uso contra dos altos mandos militares: el almirante Christopher Grady, vicepresidente del Estado Mayor Conjunto, y el teniente general Douglas Sims, jefe del Estado Mayor.

Buria llegó a insinuar que Sims había filtrado un plan clasificado relacionado con el Canal de Panamá. Aunque el general nunca fue sometido a un examen, Hegseth revocó su ascenso a general de cuatro estrellas, pese a haberlo aprobado anteriormente por recomendación de asesores civiles y militares.

Sims, irónicamente, había ayudado a retirar el retrato del general Mark Milley, enemigo político de Trump, del Pentágono, lo que no fue suficiente para evitar que su cercanía pasada con Milley le costara el puesto.

Silencio institucional, preocupación generalizada

Ni la Casa Blanca ni el Pentágono han ofrecido comentarios sustantivos sobre los hechos. Un portavoz del Departamento de Defensa se limitó a decir que “no comentarán sobre una investigación en curso”.

A medida que se multiplican las voces críticas dentro del Ejército y entre funcionarios de carrera, la pregunta se vuelve más urgente: ¿Hasta qué punto el Departamento de Defensa se ha politizado bajo el mando de Hegseth?

Para muchos observadores, el uso de polígrafos para vigilar al propio personal señala un preocupante giro hacia la desconfianza institucional, las purgas internas y la militarización de la lealtad política, todo en una de las instituciones más estratégicas de Estados Unidos.

Crédito fotográfico: NBC News


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