Espionaje en la era digital: Cómo Irán intentó reclutar espías israelíes a golpe de texto, Telegram y dinero

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THE LATIN VOX (6 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.

Un simple mensaje de texto, un enlace de Telegram y una oferta de dinero fueron suficientes para poner en marcha una de las campañas de espionaje más inusuales y audaces de los últimos años.

Según documentos judiciales recientemente revelados, Irán orquestó un esfuerzo masivo para reclutar ciudadanos israelíes como espías, ofreciendo sumas de dinero a cambio de pequeñas tareas que, rápidamente, escalaban en peligrosidad.

Este ambicioso intento de infiltración —descubierto por los servicios de inteligencia israelíes antes del estallido de la guerra entre Israel e Irán el mes pasado— ha conmocionado al país. Más de 30 israelíes han sido imputados por colaborar con los servicios secretos iraníes, muchos de ellos sin antecedentes criminales y seducidos por promesas de dinero fácil.

Del grafiti a los misiles

Las operaciones de reclutamiento comenzaban de forma casi banal: un mensaje anónimo llegaba al móvil del objetivo con una oferta de dinero por información sobre la guerra. Si el receptor respondía, la conversación migraba a Telegram, donde un supuesto «contacto israelí» ofrecía pagos en PayPal o criptomonedas a cambio de tareas aparentemente inocuas: verificar si había una bolsa enterrada en un parque, colocar carteles contra Netanyahu o sacar fotos de infraestructuras sensibles.

En uno de los casos más reveladores, un ciudadano israelí de origen azerí se convirtió en el fotógrafo involuntario de objetivos militares que luego serían bombardeados por misiles iraníes durante la reciente guerra de 12 días.

Fotografió instalaciones del puerto de Haifa, la base aérea de Nevatim y baterías del sistema de defensa «Cúpula de Hierro». También fue enviado a vigilar la casa de un científico nuclear del Instituto Weizmann, uno de los centros de investigación más prestigiosos de Israel.

La información recabada por estos «reclutas digitales» no siempre fue útil para Irán en sus objetivos letales —no logró asesinar a ningún funcionario israelí—, pero sí parece haber contribuido a la selección de blancos estratégicos.

Una campaña de bajo costo y alto riesgo

El enfoque iraní ha sido descrito por expertos como una estrategia de “spray-and-pray” (pulverizar y rezar): lanzar una red ancha con la esperanza de que algunos de los reclutas improvisados pudieran evolucionar en agentes útiles. El problema fue que, al intentar acelerar el proceso, los operadores iraníes arruinaron su propio plan: muchos reclutas eran presionados para cometer asesinatos solo días después de recibir tareas menores.

Uno de los casos más graves involucra a un grupo de ciudadanos árabes israelíes que presuntamente aceptaron $60,000 para matar al científico del Instituto Weizmann y a su familia. Aunque se presentaron en el lugar, abandonaron la misión al no poder pasar de la entrada. Aún así, fueron incentivados a seguir recolectando información, como colocar un rastreador GPS en el auto del científico, cosa que también rechazaron.

Un espía amateur, una misión imposible

El caso más cinematográfico es el de Mordechai «Moti» Maman, un empresario de 72 años desesperado tras varios fracasos financieros y recién casado con una joven bielorrusa. Fue convencido por contactos turcos de que podía obtener ingresos a través del comercio de especias.

En lugar de eso, fue introducido clandestinamente en Irán dentro de un camión, donde lo esperaban dos oficiales iraníes que le ofrecieron miles de dólares para llevar dinero y armas en Israel, tomar fotos de multitudes y amenazar a otros espías incumplidores.

En una segunda reunión, los iraníes fueron más directos: le ofrecieron $150,000 por asesinar al primer ministro Netanyahu, al jefe del Shin Bet o al ministro de Defensa. Maman pidió un millón. Los iraníes rebajaron la oferta: $400,000 por matar al ex primer ministro Naftali Bennett. El acuerdo no prosperó.

Maman regresó a Israel y fue arrestado. En abril de este año, fue condenado a 10 años de prisión. Su abogado afirma que nunca comprendió del todo en qué se estaba metiendo, y que solo simuló aceptar por miedo a ser asesinado. En prisión, según denunció su defensa, ha sido golpeado y alojado en condiciones deplorables.

“Cometió un grave error”, dijo su abogado. “Pero no merece morir por ello. Al final, será el único castigado.”

Un espejo roto entre espías

Mientras la inteligencia israelí ha eliminado sistemáticamente a figuras clave del programa nuclear iraní mediante operaciones quirúrgicas de alto nivel, Irán optó por una estrategia más dispersa, que combinó ingeniería social, mensajería instantánea y pagos digitales.

Si bien fracasó en los objetivos de mayor impacto, logró algo preocupante: descubrir cuán vulnerables pueden ser los ciudadanos comunes cuando se enfrentan a la tentación del dinero fácil o la desesperación personal.

Este episodio deja al descubierto un nuevo paradigma del espionaje: uno menos James Bond y más como una red social tóxica con consecuencias geopolíticas. Un clic, una conversación, una transferencia… y un ciudadano se convierte en pieza de un conflicto global.

En la era digital, las guerras ya no se libran solo en los campos de batalla, sino también en los smartphones. Y en esta nueva frontera, la línea entre el usuario ingenuo y el traidor puede ser más delgada que nunca.

Crédito fotográfico: Netflix


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