El 26 de febrero de 2025, la Casa Blanca confirmó que los planes del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 25% a productos importados desde Canadá continúan en marcha, a pesar de que las negociaciones con el gobierno canadiense siguen abiertas. Según declaraciones oficiales, la administración estadounidense aún está evaluando posibles ajustes a la medida, pero hasta el momento, la implementación sigue programada para el 4 de marzo.
El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, explicó que estos aranceles forman parte de un plan más amplio para abordar preocupaciones relacionadas con la seguridad fronteriza y la crisis del fentanilo. Washington ha argumentado que tanto Canadá como México deben reforzar sus controles para evitar el ingreso de drogas y otros bienes ilícitos a territorio estadounidense. En este contexto, la administración Trump ha señalado que espera “avances concretos” por parte del gobierno canadiense antes de considerar cualquier flexibilización en la política arancelaria.
Por su parte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha intensificado las conversaciones con el presidente Trump, intentando evitar la aplicación de estas tarifas. Trudeau ha presentado diversas propuestas que incluyen el fortalecimiento de la seguridad en la frontera y medidas adicionales para combatir el tráfico de fentanilo, con el objetivo de persuadir a Estados Unidos de que los aranceles no son necesarios. Sin embargo, hasta el momento, no se ha logrado un acuerdo definitivo.
Además del arancel general del 25%, la administración Trump ha anunciado que podría imponer aranceles específicos sobre el acero y el aluminio importados desde Canadá a partir del 12 de marzo. También se han mencionado posibles tarifas recíprocas que entrarían en vigor en abril, lo que podría desencadenar una respuesta comercial por parte de Canadá.
El sector económico canadiense ha manifestado su preocupación ante esta medida, ya que podría afectar gravemente el comercio bilateral. Empresas y analistas advierten que estos aranceles no solo encarecerían los productos canadienses en el mercado estadounidense, sino que también podrían provocar represalias comerciales, afectando industrias clave como la manufactura, la automotriz y la agroalimentaria.
A medida que la fecha límite del 4 de marzo se acerca, las negociaciones entre ambos países se han intensificado. No obstante, el gobierno de Estados Unidos ha reiterado que, si no se cumplen sus exigencias en materia de seguridad y comercio, los aranceles entrarán en vigor como está previsto.