
THE LATIN VOX (12 de febrero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Un nuevo informe ha revelado que más de una cuarta parte de los países del mundo han recurrido a la represión transnacional para silenciar a los disidentes políticos en el extranjero durante la última década.
Según el estudio realizado por la organización sin fines de lucro Freedom House, con sede en Washington DC, 1,219 incidentes de represión transnacional fueron documentados en 103 países entre 2014 y 2024, afectando a 48 gobiernos en total.
China, el principal perpetrador de represión transnacional
China se ha destacado como el país más frecuente en la represión transnacional, con un total de 272 incidentes registrados, lo que representa el 22% de los casos documentados. La investigación de Freedom House pone en evidencia un patrón alarmante de intimidación, amenazas y violencia dirigidas a los disidentes chinos que viven en el exilio, especialmente a la comunidad uigur, una minoría musulmana que enfrenta una brutal persecución dentro de China.
El estudio muestra que las autoridades chinas no solo persiguen a los activistas uigures, sino a cualquier miembro de este grupo étnico, sin importar si son activistas o no. «No es que los uigures puedan protegerse simplemente al callarse. Es porque su grupo entero se considera una amenaza, y por eso son perseguidos», afirmó Yana Gorokhovskaia, directora de investigación de Freedom House.
Además, en 2022, se descubrió una campaña de espionaje dirigida a los uigures que utilizaba aplicaciones de Android, incluidas plataformas de mensajería, para infiltrarse en sus dispositivos. Estudiantes uigures en el Reino Unido han informado que han sido seguidos y vigilados por las autoridades chinas, una práctica que refleja el alcance de la represión más allá de las fronteras del país.
Otros grandes perpetradores: Rusia, Turquía y Egipto
Si bien China encabeza la lista, Rusia, Turquía y Egipto no se quedan atrás. Estos países también han sido responsables de numerosos incidentes de represión transnacional, que incluyen ataques físicos, amenazas y campañas de intimidación dirigidas a sus opositores en el exilio.
Uno de los incidentes más conocidos en este contexto fue el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en 2018, quien fue asesinado por un escuadrón de la muerte en el consulado de Arabia Saudita en Estambul.
Sin embargo, el caso de Khashoggi es solo la punta del iceberg. En el caso de Rusia, por ejemplo, el presidente Vladimir Putin ha apuntado a sus opositores en el Reino Unido, como en el caso del envenenamiento del disidente ruso Alexander Litvinenko en 2006, un incidente que desencadenó una serie de muertes sospechosas de otros rusos en suelo británico.
Lo más sorprendente es que estas prácticas de represión no se limitan a regímenes autoritarios. Como señaló Gorokhovskaia, «esto ocurre dentro de democracias». Cada año, Freedom House documenta casos en países como Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Francia, Alemania y Suecia, lo que refleja que los autócratas pueden llegar a ejercer su influencia incluso en naciones que se consideran refugios de la libertad.
Irán y otros actores principales
Irán también ocupa un lugar destacado entre los peores perpetradores de represión transnacional. Con 47 incidentes registrados entre 2014 y 2024, las autoridades iraníes han intensificado sus esfuerzos para acallar a los disidentes exiliados, especialmente a los periodistas.
En 2023, el diario The Guardian reveló que los periodistas de la BBC Persian habían sido blanco de amenazas de agresión sexual y acoso. Más recientemente, en marzo de 2024, un presentador de Iran International fue apuñalado frente a su casa en Wimbledon, Londres.
La represión transnacional y la comunidad musulmana
Los musulmanes han sido los más afectados por la represión transnacional, con el 64% de los incidentes dirigidos a miembros de esta comunidad. La discriminación y las amenazas se dirigen en su mayoría a las comunidades musulmanas en países como China, Irán y Rusia.
Entre las víctimas más destacadas se encuentran los uigures, un grupo musulmán de China occidental que es objeto de una represión sistemática dentro del país. Sin embargo, la represión también se extiende a los musulmanes que viven en el extranjero, quienes a menudo se ven atrapados en una red de vigilancia, amenazas y persecución.
El llamado a la acción global
El estudio de Freedom House pone de manifiesto una preocupante tendencia en la represión transnacional, donde gobiernos autoritarios no solo atacan a sus opositores dentro de sus fronteras, sino que también recurren a la intimidación y la violencia en el extranjero para silenciar cualquier disidencia.
Este fenómeno plantea serias preguntas sobre la efectividad de las democracias para proteger a los disidentes que buscan refugio en su territorio.
La comunidad internacional se enfrenta a un desafío complejo y urgente: ¿cómo proteger a los defensores de los derechos humanos, a los periodistas y a los disidentes de la represión que traspasa las fronteras?
La represión transnacional no es solo una violación de los derechos humanos; también pone en peligro la integridad de las democracias al permitir que gobiernos autoritarios extiendan su alcance más allá de sus propios territorios.
A medida que el mundo se enfrenta a este creciente desafío, es crucial que las democracias trabajen juntas para desarrollar mecanismos de protección más efectivos para los disidentes, y que los responsables de la represión transnacional sean llamados a rendir cuentas por sus actos. La lucha por la libertad de expresión y la protección de los derechos humanos es más global que nunca.
Crédito fotográfico: Carl Court/Getty Images