
THE LATIN VOX (4 de septiembre del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
Lo que muchos consideran una alternativa saludable al azúcar podría estar teniendo un impacto preocupante en el cerebro humano.
Un estudio reciente advierte que el consumo regular de edulcorantes artificiales y bajos en calorías —presentes en productos tan comunes como yogures, refrescos dietéticos y aguas saborizadas— podría acelerar el deterioro cognitivo en personas de mediana edad, equivalente a un envejecimiento de 1.6 años.
La investigación, publicada en la prestigiosa revista médica Neurology, analizó durante un promedio de ocho años a 12772 empleados públicos en Brasil, con una edad media de 52 años.
El hallazgo más alarmante: aquellos que consumían mayores cantidades de endulzantes como aspartame, sacarina, eritritol y xilitol experimentaron un declive cognitivo 62% más rápido en habilidades como la memoria y la fluidez verbal, en comparación con quienes consumían poco o nada.
“Nuestra investigación sugiere la posibilidad de un daño a largo plazo por el consumo de edulcorantes artificiales, especialmente en adultos menores de 60 años”, explicó la doctora Claudia Kimie Suemoto, autora principal del estudio y profesora de la Universidad de São Paulo.
¿La dulce ilusión de lo «light»?
Los edulcorantes sin calorías, conocidos como LNCs (por sus siglas en inglés), han sido ampliamente promovidos como soluciones ideales frente a la epidemia de obesidad y diabetes. Pero este nuevo estudio se suma a una creciente serie de investigaciones que vinculan su uso con riesgos para la salud: diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer, daños intestinales, depresión e incluso demencia.
El estudio brasileño observó siete tipos de edulcorantes —artificiales y naturales— y su relación con el desempeño cognitivo de los participantes. Los datos de consumo alimentario fueron recolectados mediante cuestionarios anuales, y los participantes fueron sometidos a pruebas de memoria y lenguaje.
Los resultados fueron claros: el consumo diario de estos compuestos se asoció con un deterioro significativo en memoria, fluidez verbal y cognición global.
Un daño silencioso en plena mediana edad
Curiosamente, el efecto solo se observó en personas menores de 60 años, lo que sugiere que el daño cognitivo por edulcorantes se produce en etapas más tempranas de la vida, cuando se espera que el cerebro aún tenga alta capacidad de resiliencia.
“Es preocupante porque muchas personas empiezan a consumir edulcorantes a partir de los 30 o 40 años pensando que están tomando una decisión saludable. Pero nuestros hallazgos sugieren que podrían estar comprometiendo su salud cerebral a largo plazo”, agregó Suemoto.
Alternativas naturales recomendadas
Ante estos resultados, los autores del estudio sugieren que los consumidores deberían considerar alternativas naturales como la tagatosa, la miel o el jarabe de arce (maple), en lugar de los edulcorantes artificiales de uso industrial.
No obstante, los investigadores también aclaran que su estudio es observacional, por lo que no prueba una relación causa-efecto definitiva, aunque sí muestra una asociación estadística robusta.
Industria en pie de defensa
Como era de esperarse, los representantes de la industria alimentaria y de bebidas no tardaron en expresar sus críticas. Gavin Partington, director de la Asociación Británica de Bebidas Refrescantes, afirmó que los edulcorantes “son seguros” y que su uso ha permitido reducir significativamente el contenido de azúcar en productos del Reino Unido.
“Este estudio no demuestra causalidad”, subrayó también la Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA). “Existe un consenso científico establecido sobre la seguridad de los edulcorantes.”
Sin embargo, los autores del estudio brasileño insisten en que, aunque no puedan probar una relación directa, los datos justifican una reevaluación del uso prolongado de estos compuestos, especialmente en adultos jóvenes y de mediana edad.
¿El fin de la era “sin azúcar”?
Con un consumo global en aumento de productos etiquetados como “sin azúcar” o “light”, este estudio lanza una advertencia contundente: lo que no tiene calorías, podría tener consecuencias invisibles y duraderas en el cerebro.
En un mundo cada vez más obsesionado con las calorías, los investigadores recuerdan que la salud no se mide solo en números, sino también en cómo nos sentimos, pensamos y recordamos con el paso del tiempo.
Crédito fotográfico: The Today Show