Un estudio de la Escuela de Negocios Sauder de la Universidad de British Columbia ha revelado que el arte generado por inteligencia artificial (IA) enfrenta una creciente oposición debido a que desafía la percepción de lo que significa ser humano. Este fenómeno se ha manifestado en una fuerte preferencia por el arte humano en comparación con el creado por IA, incluso cuando los participantes no podían diferenciar entre ambas categorías.
La aversión hacia el arte de la IA se asocia con la creencia en la «creatividad antropocéntrica», que considera la creatividad como una característica exclusivamente humana que nos distingue de otras especies. Aquellos que mantienen esta creencia tienden a valorar más las obras de arte que creen que han sido producidas por humanos, incluso si, en realidad, fueron creadas por IA.
Este estudio es pionero en vincular la aversión al arte de la IA con el especismo y el antropocentrismo, y señala que la percepción de que las obras digitales amenazan la «última fortaleza de la supremacía humana» en la creación artística contribuye a este prejuicio.
A pesar de esta resistencia, la inteligencia artificial ya forma parte de la vida cotidiana y está generando una amplia gama de arte en diversas disciplinas, desde la escritura hasta la música y la pintura. Los defensores de la IA argumentan que, en lugar de rechazarla, debemos reconocer su contribución a la creatividad humana y explorar oportunidades para colaborar con la IA en el proceso creativo.