
Europa atraviesa una de las olas de calor más precoces, intensas y letales de los últimos años. A lo largo de la última semana de junio y los primeros días de julio de 2025, las temperaturas han superado los 40 °C en varias regiones del sur y centro del continente, provocando al menos ocho muertes confirmadas, incendios forestales devastadores, evacuaciones masivas y tensiones en infraestructuras energéticas y sanitarias.
El fenómeno ha dejado en evidencia no solo la fragilidad del continente frente al cambio climático, sino también la desigual capacidad de adaptación de sus territorios.
Un continente sofocado: cifras y víctimas
Desde el 28 de junio, se han reportado cientos de emergencias sanitarias por golpes de calor en España, Francia, Italia y Grecia.
- En España, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), 380 personas fallecieron por causas atribuibles a temperaturas extremas solo durante el mes de junio, con 102 muertes en los últimos tres días del mes.
- El 30 de junio fue el día más mortal, con 46 muertes por calor registradas oficialmente.
- Durante la primera semana de julio, cuatro personas más murieron en territorio español:
- Un hombre de 75 años en Córdoba,
- Otro de 67 en Plasencia (Cáceres),
- Una trabajadora de limpieza de 51 años en Barcelona,
- Y un niño de 2 años en Tarragona, encontrado dentro de un vehículo cerrado bajo el sol.
En Francia, se han confirmado dos muertes adicionales vinculadas directamente a las altas temperaturas. El Ministerio de Salud informó además que más de 300 personas fueron hospitalizadas en los últimos días. La situación llevó al gobierno a cerrar 1.350 escuelas y restringir actividades al aire libre, incluyendo el cierre del mirador superior de la Torre Eiffel.
Italia, que emitió alertas rojas por calor en 18 ciudades (incluidas Roma, Milán y Florencia), también reportó dos fallecidos: ambos hombres mayores que colapsaron en playas de Cerdeña.
En total, al menos ocho muertes han sido directamente asociadas a esta ola de calor en el continente hasta el 2 de julio.
Incendios fuera de control
Los efectos del calor no se limitan a las muertes por golpe térmico. Los incendios forestales han arrasado miles de hectáreas y obligado a la evacuación de decenas de miles de personas.
- En Cataluña, un incendio forestal iniciado cerca del municipio de Coscó (Lleida) arrasó más de 1.800 hectáreas, provocando dos muertes. 14.000 personas fueron evacuadas, y el fuego estuvo activo durante más de 72 horas con condiciones extremas de viento y temperatura.
- En Grecia, la isla de Creta fue escenario de un gran incendio forestal que forzó la evacuación de más de 1.000 residentes y turistas. Las llamas fueron combatidas por 230 bomberos, apoyados por helicópteros y aviones cisterna.
- En Turquía, la región de Esmirna (Izmir) se vio afectada por varios focos de fuego. Las autoridades locales evacuaron al menos 50.000 personas de aldeas y campamentos cercanos.
- En Alemania, donde se han superado los 38 °C en Brandeburgo y Sajonia, también se registraron focos de incendios en zonas forestales.
Colapso energético y restricciones
El impacto sobre la infraestructura energética ha sido severo. Las temperaturas extremas provocaron problemas en centrales nucleares, caídas del suministro eléctrico y sobrecarga en las redes de distribución.
- En Suiza, la central nuclear de Beznau se vio obligada a detener uno de sus reactores y a reducir la actividad del segundo, ya que el agua del río Aar —usada para refrigeración— superó los límites térmicos legales.
- Francia y Alemania también redujeron temporalmente la operación de algunas plantas nucleares.
- En Italia, los picos de demanda por el uso de aires acondicionados causaron apagones intermitentes en ciudades como Florencia, Bolonia y Bérgamo.
El transporte público, en particular trenes regionales, también se ha visto afectado en varios países, con vías ferroviarias deformadas por el calor y cancelaciones por razones de seguridad.
Un anticiclón africano y un aviso climático
Meteorólogos de Copernicus y del Servicio Meteorológico Europeo han atribuido esta ola a una potente cúpula de calor (o “heat dome”) originada en el norte de África. Este fenómeno atrapa aire caliente sobre una región durante días o semanas, impidiendo su dispersión y agravando la sensación térmica, sobre todo durante las noches, donde en muchas zonas no se ha bajado de los 25 °C.
Según el observatorio climático de la Unión Europea, Europa se está calentando al doble del ritmo del promedio global. El informe climático anual de Copernicus 2024 ya advertía que el verano de 2025 podría ser más caluroso que la media si continuaban las emisiones de gases de efecto invernadero y no se adoptaban medidas de adaptación urbana más agresivas.
Consecuencias económicas y sociales
El impacto económico no será menor. Un informe reciente de Allianz Research estima que esta ola de calor podría recortar hasta un 0,5% del PIB europeo, con países del sur como España perdiendo hasta el 1,4% si las temperaturas extremas persisten durante julio y agosto.
El sector turístico, clave en regiones como el Mediterráneo, ha registrado cancelaciones masivas, y muchas ciudades han comenzado a habilitar centros de alivio climático, zonas con aire acondicionado abiertas al público.