THE LATIN VOX (2 de enero del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Agnes Keleti, la medallista olímpica más longeva de la historia, ha fallecido a los 103 años en Budapest, la ciudad que vio nacer a esta extraordinaria atleta que sobrevivió al Holocausto y se convirtió en una de las figuras más emblemáticas de la gimnasia mundial. Su vida, marcada por la lucha, el sacrificio y la perseverancia, dejó una huella indeleble en los corazones de aquellos que la conocieron y admiraron.
Nacida en Budapest el 9 de enero de 1921 como Agnes Klein, en una familia judía, Keleti tuvo una infancia marcada por la música y la gimnasia. A pesar de sus primeras victorias en campeonatos nacionales y su prometedora carrera como chelista, el destino le tenía preparadas pruebas mucho más duras.
La Segunda Guerra Mundial alteró drásticamente su vida, cuando, a los 20 años, el régimen nazi ocupó Hungría y las autoridades locales la expulsaron de su club de gimnasia por ser «no aria». El horror de la persecución y el desarraigo no la detuvo; con documentos falsificados, logró esconderse en un remoto pueblo húngaro, donde sobrevivió al Holocausto, mientras el resto de su familia padecía las atrocidades del genocidio.
Su padre y varios familiares cercanos fueron asesinados en Auschwitz, pero ella logró salvarse y, tras la guerra, volvió a retomar su pasión por la gimnasia.
Aunque la Olimpiada de 1940 fue cancelada por el estallido de la guerra y en 1944 los Juegos Olímpicos de Tokio tampoco se celebraron, Keleti mantuvo viva su esperanza de competir en el escenario más grande del deporte.
En 1948, a los 27 años, logró calificar para los Juegos Olímpicos de Londres, pero una lesión en el tobillo le impidió participar. Su oportunidad llegó finalmente en 1952, en Helsinki, donde, ya a los 31 años, Keleti se consagró ganadora de una medalla de oro en la gimnasia de suelo, y sumó más medallas: una de plata y dos de bronce, desafiando la expectativa de que la edad avanzada para una gimnasta en ese entonces le sería un obstáculo insuperable.
Sin embargo, su verdadero esplendor llegó en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956. Con 35 años, Keleti demostró que su espíritu indomable no conocía límites: conquistó cuatro medallas de oro y dos de plata, convirtiéndose en la atleta más exitosa de esos juegos.
Su destreza en las barras asimétricas, la viga, el ejercicio en el suelo y el aparato portátil del equipo la posicionaron como la gran estrella, a pesar de la dura competencia que presentaba la soviética Larisa Latynina, quien luego sería la gimnasta femenina más laureada de la historia olímpica.
A lo largo de su carrera, Keleti acumuló un total de 10 medallas olímpicas, cinco de ellas de oro, consolidándose como una de las atletas más exitosas de Hungría y una de las tres mejores gimnastas judías de todos los tiempos.
Pero su vida estuvo marcada no solo por sus logros deportivos, sino por las circunstancias históricas que la rodearon. En 1956, mientras se encontraba entrenando en Australia para los Juegos Olímpicos, la Revolución Húngara fue aplastada por los tanques soviéticos. Al igual que otros 44 atletas húngaros, Keleti se vio obligada a permanecer en el extranjero y no regresar a su país.
En 1957, emigró a Israel, donde se estableció, fundó el programa nacional de gimnasia y se dedicó a entrenar a jóvenes talentos, obteniendo, años después, el máximo honor civil israelí, el Premio Israel, en 2017.
A pesar de las adversidades, Keleti vivió una vida plena y activa, manteniéndose en forma hasta bien entrada la vejez, realizando ejercicios de flexibilidad incluso en sus 90 años. Su longevidad y su actitud positiva hacia la vida la convirtieron en un ejemplo para generaciones de deportistas y para todas las personas que han enfrentado grandes desafíos.
En una de sus entrevistas más recientes, cerca de cumplir 100 años, Keleti expresó: «Vivo bien y amo la vida. Vale la pena hacer algo bien en la vida. Me emociono cuando veo todos los artículos que escriben sobre mí». Sin duda, su legado perdurará por siempre, no solo por sus medallas olímpicas, sino por la fortaleza de su carácter, su incansable lucha por superar las tragedias y su inspiración para quienes la admiraron y aprendieron de su vida.
Hoy, el mundo pierde a una de las grandes leyendas del deporte, pero Agnes Keleti, la gimnasta que desafió todos los pronósticos y superó los horrores del siglo XX, vivirá por siempre en la historia.
Crédito fotográfico: Attila KISBENEDEK / AFP