El mundo de la moda y la publicidad está de luto tras el fallecimiento de Oliviero Toscani, el legendario fotógrafo italiano conocido por transformar las campañas publicitarias en potentes declaraciones sociales. Toscani, quien tenía 82 años, murió en Milán tras una breve enfermedad. Su trabajo con la marca Benetton redefinió la relación entre el comercio, el arte y la política, y dejó un legado que trasciende generaciones.
Nacido en Milán en 1942, Toscani estudió fotografía en la Kunstgewerbeschule de Zúrich, Suiza, una de las instituciones más prestigiosas en el ámbito artístico. Desde muy temprano, mostró una inclinación por utilizar la fotografía como herramienta para explorar las tensiones y contradicciones de la sociedad contemporánea. Su colaboración con Benetton, que comenzó en los años 80, marcó un hito en el ámbito de la publicidad global.
Toscani es recordado por convertir las campañas de Benetton en un lienzo para abordar temas como el racismo, la guerra, la pobreza, el VIH/SIDA y la crisis de los refugiados. En lugar de centrarse en los productos de la marca, Toscani optó por crear imágenes que generaran conversaciones globales. Desde fotografías de recién nacidos cubiertos de sangre hasta imágenes de personas con enfermedades terminales, cada campaña desafiaba los límites de lo aceptable en el marketing tradicional.
Uno de sus trabajos más controvertidos fue una campaña de 1991 que mostraba a David Kirby, un hombre estadounidense moribundo de SIDA, rodeado por su familia. La imagen, a pesar de generar críticas por su crudeza, también se convirtió en un símbolo poderoso de la lucha contra el estigma del VIH/SIDA. En otra campaña, Toscani presentó una serie de retratos de personas condenadas a muerte, generando un debate internacional sobre la pena capital.
“Mi objetivo nunca fue vender ropa. Fue provocar, cuestionar y, a veces, incomodar. El arte y la publicidad tienen la responsabilidad de confrontar al público con la realidad”, dijo Toscani en una entrevista de 2015.
Sin embargo, su estilo no estuvo exento de críticas. Muchos acusaron a Toscani de explotar temas sensibles para obtener beneficios comerciales, mientras que otros lo elogiaron por dar visibilidad a problemas globales que a menudo se pasaban por alto. Su enfoque polarizante finalmente llevó a la ruptura de su relación con Benetton en 2000, después de una campaña que abordaba el tema de los presos condenados a muerte en Estados Unidos.
Más allá de Benetton, Toscani también trabajó en proyectos que buscaban fusionar arte y activismo. Fundó «La Fabrica», un centro de investigación creativo en Italia dedicado a abordar problemas sociales mediante el diseño y la comunicación. A lo largo de su carrera, recibió numerosos premios y distinciones, pero lo que más valoraba era el impacto cultural de su obra.
El fallecimiento de Toscani ha generado reacciones en todo el mundo. “Oliviero fue un visionario. Cambió para siempre la forma en que vemos la publicidad y nos obligó a pensar en lo que realmente importa”, declaró Luciano Benetton, fundador de la marca. En redes sociales, artistas, activistas y diseñadores han compartido imágenes icónicas de sus campañas como homenaje a su legado.
El impacto de Toscani no se limita al ámbito publicitario. Su trabajo ayudó a abrir el camino para que las marcas asumieran roles más audaces en cuestiones sociales y políticas, una tendencia que ha ganado fuerza en el siglo XXI. Aunque sus campañas a menudo fueron consideradas controvertidas, Toscani creía firmemente en el poder de las imágenes para cambiar percepciones y generar diálogos necesarios.
Oliviero Toscani deja un legado que trasciende las fronteras del arte, la moda y la publicidad. Su obra seguirá siendo estudiada, debatida y, sobre todo, recordada como un ejemplo de cómo el arte puede confrontar y transformar la sociedad. Sus familiares han anunciado que se llevará a cabo una ceremonia privada en Milán para despedir al hombre que utilizó su lente para desafiar al mundo.