
THE LATIN VOX (31 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En una señal clara del endurecimiento de la estrategia estadounidense en el Indo-Pacífico, el director del FBI, Kash Patel, inauguró oficialmente la primera oficina permanente del Buró Federal de Investigaciones en Nueva Zelanda, con el objetivo declarado de combatir las actividades del Partido Comunista Chino (PCCh), frenar el cibercrimen y reforzar la cooperación en inteligencia entre los países de la alianza de los Cinco Ojos (Five Eyes).
Patel calificó la apertura, realizada hoy en la embajada de Estados Unidos en Wellington, como un “momento histórico”, subrayando que se trata de la primera vez que el FBI establece una presencia oficial y permanente en el país oceánico.
“La inauguración de nuestra oficina aquí en Wellington demuestra al mundo que el FBI está priorizando una presencia sólida en todos los países de los Cinco Ojos”, declaró Patel en un video distribuido por la embajada. “Aquí en Nueva Zelanda no teníamos eso hasta este momento histórico”.
Una alianza más profunda en un contexto global tenso
La oficina, que anteriormente operaba de forma satelital bajo la supervisión del FBI en Canberra, Australia, tendrá jurisdicción y funciones de colaboración en Nueva Zelanda, así como en territorios estratégicos como Samoa, Niue, las Islas Cook, Tonga y la Antártida.
Según Patel, la nueva sede permitirá una cooperación más estrecha en cuestiones clave como el espionaje cibernético, el tráfico de drogas, el ransomware, el terrorismo transnacional y la protección de infraestructuras críticas.
“Estados Unidos y Nueva Zelanda trabajarán juntos en algunos de los problemas globales más importantes de nuestra era”, afirmó.
Visita de alto nivel y mensajes firmes
Durante su visita, Patel – uno de los altos funcionarios de la administración Trump y aliado político del expresidente – se reunió con figuras clave del gobierno neozelandés, incluyendo a la ministra responsable de los servicios de inteligencia, Judith Collins, y al ministro de policía, Mark Mitchell.
Collins calificó la reunión como un intercambio “fructífero” de ideas sobre crimen organizado, terrorismo, ciberseguridad y contrainteligencia. Mitchell, por su parte, fue más directo:
“Esta visita debe enviar un mensaje claro a los criminales: no pueden esconderse detrás de una frontera internacional”, advirtió. “La policía de Nueva Zelanda está trabajando continuamente con agencias como el FBI para detener actividades como el contrabando de drogas, la explotación infantil en línea y otras amenazas”.
¿Un mensaje a China?
Aunque no mencionó directamente a Pekín como enemigo, Patel enfatizó que una de las prioridades será “contrarrestar al Partido Comunista Chino en la región del Indopacom”, en referencia al Comando del Indo-Pacífico de Estados Unidos. Esto se interpreta como parte de la estrategia de contención estadounidense frente al creciente alcance económico y militar de China en la región del Pacífico Sur.
La presencia ampliada del FBI también llega en medio de tensiones geopolíticas renovadas, donde naciones insulares del Pacífico son cortejadas tanto por China como por Occidente, lo que convierte a regiones como Samoa y Tonga en campos clave de influencia estratégica.
Reacciones y perspectivas
Expertos en seguridad internacional han recibido la noticia con una mezcla de entusiasmo y cautela. Por un lado, celebran el fortalecimiento de la cooperación entre aliados históricos. Por otro, alertan sobre la posible militarización y politización del aparato judicial y policial en la región.
El profesor Michael Rowe, experto en relaciones internacionales de la Universidad de Otago, señaló que si bien “la presencia del FBI puede fortalecer capacidades técnicas y de inteligencia”, también existe el riesgo de que “Nueva Zelanda sea percibida como un apéndice de la política exterior de Washington, lo cual podría afectar sus lazos con países como China”.
El factor Kash Patel
La figura de Kash Patel, conocido por su lealtad a Trump y por haber estado en el centro de controversias políticas en Estados Unidos, añade un elemento particular al anuncio. Su presencia en Nueva Zelanda es la de más alto nivel desde el inicio del segundo mandato de Trump, y su elección para encabezar esta misión sugiere un enfoque más ideologizado y combativo en materia de inteligencia y seguridad exterior.
La apertura de esta oficina del FBI en Wellington marca un nuevo capítulo en la colaboración entre Estados Unidos y Nueva Zelanda, y también un giro notable en la estrategia de seguridad regional en el Indo-Pacífico. Lo que resta por ver es cómo responderán China, los aliados del Pacífico y la sociedad neozelandesa ante la creciente huella de la inteligencia estadounidense en la región.
Crédito fotográfico: RNZ News