
En un momento de creciente tensión comercial entre Estados Unidos y Canadá, el primer ministro de Quebec, François Legault, ha decidido tomar un papel protagónico en la búsqueda de soluciones.
Con un enfoque basado en su experiencia como empresario, Legault está convencido de que puede hablar el mismo idioma que el presidente estadounidense Donald Trump y lograr un acuerdo que beneficie a ambas partes.
Legault, exdirector ejecutivo de Air Transat, recuerda un episodio que tuvo con Trump hace décadas cuando este último quería adquirir las letras de llamada “AT” de Air Transat para su Trump Shuttle. La respuesta de Legault fue tajante: “No fucking way.” Años después, en un encuentro reciente, Trump le recordó el episodio con una sonrisa y le dijo: “You’re my kind of guy.”
Ahora, con la relación entre Estados Unidos y Canadá en uno de sus momentos más difíciles debido a los nuevos aranceles impuestos por Trump, Legault espera que esa conexión personal pueda servirle para abrir una vía de diálogo.
El conflicto comercial ha golpeado especialmente a Quebec, que provee el 60 % del aluminio que consume Estados Unidos. Aunque los aranceles del 25 % a las importaciones de acero y aluminio todavía no se han implementado en su totalidad, la incertidumbre ya está afectando la inversión en la provincia.
“Si yo tuviera que invertir hoy en manufactura, sin saber si habrá aranceles, no lo haría. Y eso es lo que está pasando con los negocios”, señaló Legault.
Para él, la solución pasa por renegociar el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA) antes de la fecha prevista en 2026. “La incertidumbre es veneno para la economía”, advirtió.
El primer ministro de Quebec cree que es posible encontrar un acuerdo que beneficie a ambas partes. Su estrategia se basa en desviar la atención del déficit comercial de EE.UU. con Canadá y enfocarse en sectores clave como la manufactura y la industria aeroespacial.
“Montreal es el tercer hub aeroespacial del mundo, después de Seattle y Toulouse. Tal vez podamos hacer un trato con Boeing o ampliar lo que Trump quiere hacer con la defensa”, explicó.
Otro punto clave para Legault son los minerales críticos. Quebec posee importantes reservas de litio, níquel, grafito, tierras raras, cobre, zinc y titanio. Legault ve una oportunidad para que Estados Unidos reduzca su dependencia de China en estos recursos. “Sería sabio que EE.UU. hiciera un trato con nosotros”, aseguró.
Sin embargo, hay dos temas en los que Legault se niega a ceder: el sector lácteo y la protección de la cultura y el idioma francés en Quebec. “Ya permitimos que EE.UU. acceda a parte de nuestro mercado de leche con el USMCA, pero eso es todo. No podemos ceder más”, afirmó.
Para Legault, la cultura francófona de Quebec siempre estará en riesgo por la gran mayoría angloparlante en América del Norte. “Nunca aceptaremos convertirnos en el estado número 51 de EE.UU.”, aseveró con firmeza.
Ante la posibilidad de que no se logre un acuerdo con Trump, el gobierno de Quebec y el federal en Ottawa están explorando alternativas para proteger la economía canadiense. Estas incluyen mayor preferencia por empresas nacionales en licitaciones gubernamentales y la diversificación de mercados más allá de EE.UU.
El creciente malestar por las políticas de Trump también ha reabierto debates sobre viejas propuestas, como eliminar barreras comerciales entre provincias y construir infraestructura para exportar petróleo y gas canadiense a Europa.
Legault, tradicionalmente opuesto a oleoductos en Quebec, ahora reconoce que el rechazo público podría cambiar. “Si queremos sacar el petróleo y gas canadiense, hay que pasar por Quebec para exportar a Europa”, admitió.
La lucha de Legault no es solo comercial, sino también política. Reelegido en 2022, su popularidad ha caído drásticamente, en parte por el aumento del costo de vida y la inflación. Ahora, con Trump amenazando con paralizar la economía de Quebec, Legault ve en esta crisis una oportunidad para reposicionarse como un líder fuerte y pragmático.
“Soy un hombre de negocios. Trump es un hombre de negocios. Hablemos de negocios”, concluyó, apostando a que su pragmatismo y experiencia puedan convertirlo en el interlocutor que consiga evitar un desastre económico para Quebec y para Canadá.