La ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, se reunió con sus homólogos provinciales y territoriales para discutir la propuesta de Alberta de abandonar el Plan de Pensiones de Canadá (CPP) y crear su propio sistema de pensiones.
La propuesta de Alberta forma parte de un plan más amplio del gobierno de Jason Kenney para aumentar la autonomía de la provincia frente al gobierno federal. Kenney argumenta que Alberta contribuye más al CPP de lo que recibe en beneficios, y que podría ahorrar dinero y ofrecer mejores pensiones a sus ciudadanos si se saliera del plan nacional.
Sin embargo, Freeland y otros ministros de Finanzas expresaron su oposición a la idea de Alberta, y advirtieron de los riesgos y las complicaciones que implicaría. Según Freeland, el CPP es un pilar fundamental del sistema de seguridad social de Canadá, y su fortaleza se basa en la solidaridad y la cooperación entre las provincias y los territorios.
Además, Freeland señaló que salirse del CPP tendría un costo significativo para Alberta, tanto en términos financieros como administrativos. Según un estudio del Instituto C.D. Howe, Alberta tendría que pagar unos 133.000 millones de dólares para cubrir sus obligaciones con el CPP, y tendría que crear una nueva agencia para gestionar su propio plan de pensiones.
Asimismo, Freeland indicó que la propuesta de Alberta podría afectar negativamente a los trabajadores y los jubilados de la provincia, que podrían ver reducidos sus beneficios o aumentadas sus contribuciones. También podría generar problemas para los trabajadores que se muden de una provincia a otra, o que trabajen en más de una provincia.
Freeland dijo que el gobierno federal está dispuesto a escuchar las preocupaciones de Alberta, pero que no apoyará ninguna medida que debilite el CPP o que perjudique a los canadienses. Por su parte, el ministro de Finanzas de Alberta, Travis Toews, dijo que la provincia seguirá explorando la opción de salirse del CPP, y que presentará un informe al respecto en 2024.