EE.UU: Gabbard enfrenta duras preguntas en audiencia para asumir cargo de Directora de Inteligencia Nacional (DNI)

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Foto: Francis Chung

La excongresista Tulsi Gabbard, nominada por Donald Trump para el cargo de Directora de Inteligencia Nacional (DNI), acudió a su audiencia de confirmación con la firme intención de contrarrestar los ataques que seguramente surgirían, especialmente de los demócratas.

Sin embargo, no solo los demócratas le lanzaron preguntas difíciles; varios republicanos también mostraron escepticismo sobre sus respuestas, lo que complicó aún más su camino hacia la confirmación.

Gabbard, quien en su carrera política ha sido conocida por su postura en contra de la intervención militar estadounidense en el extranjero y por sus opiniones divergentes sobre Rusia y Siria, enfrentó una serie de preguntas que pusieron en duda su juicio y su capacidad para liderar la comunidad de inteligencia del país.

A pesar de haber servido en el ejército durante dos décadas y de ser veterana de la guerra de Irak, Gabbard nunca ha ocupado un cargo en una agencia de inteligencia estadounidense, lo que le ha valido críticas sobre su falta de experiencia en este campo.

Uno de los temas que más dividió a los senadores fue su posición sobre Edward Snowden, el excontratista de la NSA que filtró información clasificada sobre los programas de vigilancia masiva del gobierno de EE. UU.

Mientras los republicanos, como el senador Todd Young de Indiana, la presionaron para que calificara a Snowden de traidor, Gabbard evitó hacer tal afirmación, lo que generó tensiones dentro del Comité de Inteligencia del Senado. Gabbard reconoció que Snowden rompió la ley, pero se negó a ir más allá en su respuesta.

El excongresista republicano y ahora presidente del Comité de Inteligencia, Tom Cotton, respaldó a Gabbard en su llamado a un enfoque menos convencional para solucionar los problemas de la comunidad de inteligencia, señalando los fracasos de las intervenciones militares de EE. UU. en el Medio Oriente.

Sin embargo, otros republicanos, como James Lankford de Oklahoma y Jerry Moran de Kansas, no dudaron en desafiarla sobre su postura hacia Rusia, Siria y Ucrania, subrayando la preocupación de que sus puntos de vista puedan ser percibidos como demasiado cercanos a las posiciones del Kremlin.

El conflicto más notable surgió en relación con la ley de vigilancia Sección 702, que permite la recolección de datos de comunicaciones extranjeras, pero también afecta a ciudadanos estadounidenses. Gabbard, que en el pasado se mostró crítica de esta ley, cambió recientemente su postura, expresando su apoyo a su continuidad.

Esta reversión generó más dudas entre los republicanos, que cuestionaron si Gabbard podría comprometer la seguridad nacional al abogar por reformas que, según algunos, podrían debilitar las capacidades de la inteligencia estadounidense.

A pesar de las dificultades durante la audiencia pública, Gabbard mantuvo una postura desafiante y trató de proyectar una imagen de independencia y valentía intelectual, en contraste con lo que consideró los errores pasados de la comunidad de inteligencia.

En su declaración de apertura, calificó muchos de los ataques en su contra como «mentiras y calumnias», mientras enumeraba fallos recientes de la comunidad de inteligencia de EE. UU., incluyendo el manejo de las investigaciones sobre los vínculos de Trump con Rusia y la guerra de Irak.

La votación final sobre su confirmación dependerá en gran medida de las discusiones que se den en una sesión a puerta cerrada que se celebró tras la audiencia pública, donde los senadores pudieron tratar temas clasificados.

La decisión final del Comité de Inteligencia podría llegar en los próximos días, pero el escepticismo dentro del mismo sugiere que la tarea de Gabbard será ardua para asegurar una mayoría favorable.

Si Gabbard no logra obtener la mayoría en el comité, existe la posibilidad de que su nominación llegue al pleno del Senado, pero este sería un proceso complicado que podría enviar una señal negativa sobre su idoneidad para el cargo, afectando gravemente sus posibilidades.

La nominación de Gabbard, marcada por sus opiniones controvertidas y su estilo combativo, seguirá siendo un tema candente en la política estadounidense, con un futuro incierto a medida que los senadores sopesan sus respuestas y su capacidad para asumir el liderazgo de la comunidad de inteligencia del país.


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