
THE LATIN VOX (27 de julio del 2025).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz.
En las últimas 24 horas, al menos 57 personas han muerto en la Franja de Gaza, muchas de ellas mientras esperaban ayuda humanitaria. Las cifras, devastadoras por sí solas, representan solo una fracción del drama humano que se intensifica ante la mirada cada vez más impotente —y dividida— de la comunidad internacional.
Los hechos ocurren mientras se desmoronan las esperanzas de una tregua. Israel ha retirado a sus negociadores de las conversaciones de paz en Doha y el primer ministro Benjamin Netanyahu asegura que está evaluando «opciones alternativas» al diálogo, sin especificar cuáles.
Por su parte, Estados Unidos también retiró a su equipo negociador, y el presidente Donald Trump responsabilizó a Hamas del colapso de las negociaciones.
Hamas, en cambio, acusa a Israel y EE. UU. de maniobras políticas disfrazadas de diplomacia.
Mientras tanto, la población civil en Gaza paga el precio. Según la agencia oficial palestina, al menos 124 personas han muerto de hambre —84 de ellas niños— en lo que las organizaciones humanitarias califican como una hambruna inducida por el bloqueo israelí.
Morir por un poco de pan
El cruce de Zikim, en el norte de Gaza, se ha convertido en un símbolo trágico. Allí, decenas de personas murieron tras ser tiroteadas mientras esperaban la llegada de camiones de ayuda. En un territorio donde la comida escasea y el agua potable es un lujo, estas concentraciones desesperadas son cada vez más frecuentes.
“Ya ni siquiera hablamos de pan, se ha vuelto un lujo”, relata Rania al-Sharahi, una madre embarazada de seis hijos que ha perdido 22 kilos desde que comenzó la guerra. “Solo sueño con algo dulce, cualquier cosa con azúcar que me dé energía.”
Rania no permite que sus hijos se acerquen a los puntos de distribución gestionados por organizaciones privadas: más de 1,000 personas han muerto allí en las últimas semanas, intentando acceder a la ayuda.
El hambre como arma de guerra
Desde mayo, Israel afirma haber permitido la entrada de 4,500 camiones con ayuda, una media de 70 al día. Sin embargo, la ONU advierte que se necesitan al menos 500 camiones diarios para cubrir las necesidades mínimas. Las agencias humanitarias denuncian que la mayoría de sus solicitudes para distribuir ayuda son rechazadas o sufren retrasos intencionales por parte del gobierno israelí.
La ONU ya no puede garantizar la distribución de alimentos de forma segura. El jefe de UNRWA, Philippe Lazzarini, ha calificado las recientes propuestas de lanzamientos aéreos de ayuda como una “distracción costosa y peligrosa”. “Los lanzamientos no van a revertir la hambruna. Son ineficientes y pueden incluso matar a civiles hambrientos.”
Mientras tanto, las imágenes de bebés esqueléticos y madres desesperadas recorren el mundo, aumentando la presión internacional sobre Israel.
Fractura diplomática global
El debate sobre el reconocimiento de Palestina como Estado se ha reavivado con fuerza. Francia anunció que formalizará ese reconocimiento en la Asamblea General de la ONU en septiembre, como acto de condena simbólica a la ofensiva israelí.
Reino Unido, bajo el liderazgo del primer ministro Keir Starmer, también está trabajando con Jordania para enviar ayuda urgente, aunque no ha confirmado su postura sobre el reconocimiento.
Italia, en cambio, ha decidido no dar ese paso. “Estoy a favor del Estado palestino, pero no de reconocerlo antes de que exista de facto,” afirmó la primera ministra Giorgia Meloni.
Cifras de una tragedia
Desde el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas lanzó un ataque contra Israel que dejó 1,200 muertos, Israel ha respondido con una ofensiva militar que, hasta ahora, ha cobrado la vida de casi 60,000 palestinos, según cifras oficiales. Lo que comenzó como una respuesta militar se ha convertido en una crisis humanitaria sin precedentes en el siglo XXI.
En Gaza, la vida cotidiana ya no existe. Solo hay supervivencia. Sobrevivir al hambre, al bombardeo, al abandono político. La tregua parece lejana, la justicia aún más. Y para cientos de miles de personas atrapadas en el enclave, la esperanza es un lujo tan escaso como el pan.
Crédito fotográfico: CNN