
La ciudad de Hamilton, considerada el epicentro de la industria del acero en Canadá, enfrenta una crisis inminente ante la amenaza del presidente estadounidense Donald Trump de imponer un arancel del 25% sobre las importaciones canadienses de acero y aluminio. La medida, que se espera sea anunciada oficialmente en las próximas horas, podría tener consecuencias devastadoras para la economía local y nacional.
La alcaldesa de Hamilton, Andrea Horwath, advirtió que la decisión de Trump podría provocar un impacto de casi mil millones de dólares en la economía local, afectando a miles de trabajadores. «Las personas están preocupadas por sus empleos, por sus familias, por poder llegar a fin de mes», declaró Horwath en una entrevista. En Hamilton operan las dos plantas siderúrgicas más grandes del país, ArcelorMittal Dofasco y Stelco, que en conjunto emplean a casi 6,000 personas.
Para Horwath, los aranceles son una amenaza que no puede ser ignorada. «No podemos simplemente quedarnos de brazos cruzados y permitir que el presidente de Estados Unidos destruya nuestra economía», afirmó, dejando en claro su respaldo a la posibilidad de una respuesta con medidas arancelarias de represalia por parte del gobierno canadiense.
Las reacciones ante el anuncio han sido inmediatas. El primer ministro de Ontario, Doug Ford, llevó su mensaje a la televisión estadounidense para advertir sobre el impacto negativo de la medida en ambas naciones. «Estos aranceles dañarán a ambos países, márquenlo en mis palabras», dijo Ford en CNBC. «Lo último que queremos es una guerra comercial, pero si nos obligan a tomar represalias, los estadounidenses también sentirán el dolor.»
El director nacional del Sindicato de Trabajadores del Acero de Canadá (USWOC) también condenó la medida y recordó los efectos nocivos de las tarifas impuestas por Trump en 2018, cuando aranceles similares generaron inestabilidad en la industria y pérdidas económicas en ambos lados de la frontera. «Hemos pasado por esto antes y sabemos que estas medidas comerciales irresponsables no funcionan», declaró en un comunicado.
El efecto de estos aranceles no se limitará a Hamilton. En todo Canadá, la industria del acero y el aluminio es un pilar económico clave, con un comercio bilateral de aproximadamente 20 mil millones de dólares anuales con Estados Unidos. Empresas grandes y pequeñas en Ontario y otras provincias podrían verse afectadas por el aumento en los costos de producción y la reducción de la competitividad en el mercado global.
Ante este panorama, el concejal de Toronto, Brad Bradford, propuso reducir los impuestos a las propiedades industriales y comerciales en un 25% para aliviar la presión sobre las empresas afectadas. «Debemos hacer de Toronto la ciudad más atractiva del mundo para los negocios», afirmó, argumentando que una reducción de impuestos ayudaría a fortalecer la economía local frente a la incertidumbre generada por la política comercial de Estados Unidos.
Si bien el impacto de los aranceles es innegable, también han surgido propuestas para mitigar sus efectos. Además de las represalias comerciales que podría imponer el gobierno federal, algunos expertos sugieren diversificar los mercados de exportación para reducir la dependencia de Estados Unidos. Asimismo, se ha planteado la posibilidad de aumentar el apoyo gubernamental a las empresas afectadas, ya sea a través de subsidios o incentivos fiscales.
A medida que se acerca el anuncio formal de Trump, la incertidumbre se cierne sobre la industria siderúrgica canadiense. El gobierno federal y las autoridades locales han dejado claro que no se quedarán de brazos cruzados ante una medida que podría tener consecuencias devastadoras para la economía nacional.
Mientras tanto, miles de trabajadores en Hamilton y en todo Canadá esperan ansiosos el desenlace de una batalla comercial que podría definir el futuro de una de las industrias más importantes del país.