La salida de John Herdman como entrenador de la selección masculina de fútbol de Canadá ha sido una nueva humillación para el fútbol canadiense. Herdman, que había dirigido con éxito al equipo femenino durante seis años, decidió abandonar su cargo para asumir el reto de clasificar al equipo masculino para el Mundial de 2026.
Su marcha ha dejado un vacío difícil de llenar en el equipo femenino, que había logrado dos medallas de bronce olímpicas y un cuarto puesto en el Mundial de 2015 bajo su mando. Además, ha generado dudas sobre la capacidad de la federación canadiense para gestionar el fútbol nacional y retener a sus mejores talentos.
Herdman era considerado uno de los mejores entrenadores del mundo en el fútbol femenino, y su decisión de cambiar de género ha sorprendido a muchos. Según él, lo hizo por motivos personales y profesionales, buscando un nuevo desafío y la oportunidad de hacer historia con el equipo masculino.
Sin embargo, algunos medios han especulado que Herdman estaba frustrado por la falta de apoyo y recursos que recibía el equipo femenino, y que aprovechó una oferta tentadora de la federación para cambiar de bando. También se ha sugerido que Herdman tenía problemas con algunas jugadoras veteranas, y que quería evitar una posible renovación del plantel.
Lo cierto es que el fútbol canadiense ha perdido a un gran entrenador, que había conseguido elevar el nivel y la reputación del equipo femenino. Ahora, tendrá que buscar un sustituto que pueda mantener el legado de Herdman y preparar al equipo para los próximos retos, como la Copa del Mundo de 2023 y los Juegos Olímpicos de 2024.
Por su parte, Herdman tendrá que enfrentarse a una tarea difícil con el equipo masculino, que no se clasifica para un Mundial desde 1986 y que ocupa el puesto 94 en el ranking FIFA. Su objetivo será aprovechar la coorganización del Mundial de 2026 junto a Estados Unidos y México para impulsar el desarrollo del fútbol masculino en Canadá.