En un estudio reciente, se ha revelado que la proliferación de grandes incendios forestales en los últimos veranos, impulsada por el calentamiento acelerado, está teniendo un impacto significativo en los ecosistemas de Canadá y Alaska. La investigación, publicada en Global Change Biology, destaca cómo estos incendios están alterando la composición de los bosques y la dinámica de las plantas.
Los incendios forestales están afectando especialmente a los bosques de abetos negros, que crecen lentamente y contribuyen a la capa orgánica del suelo. En su lugar, arbustos y árboles de hoja caduca, como sauces y álamos, están emergiendo después de los incendios. Estas especies tienen un metabolismo más rápido, lo que les permite establecerse más rápidamente que los abetos.
En 2023, Canadá experimentó su temporada de incendios forestales más devastadora, con más de 186,000 kilómetros cuadrados quemados. Los científicos advierten que estos incendios pueden acelerar los cambios en los bosques del norte que ya están en marcha debido al cambio climático. Aunque la fotosíntesis aumenta después de los incendios, el almacenamiento de carbono a largo plazo no necesariamente se incrementa debido al carbono liberado por la quema de plantas y suelos orgánicos.
El estudio, basado en mediciones de fluorescencia de plantas desde satélites, resalta la importancia de comprender cómo los incendios y el calentamiento afectan el ciclo del carbono terrestre. Aunque la fotosíntesis puede ayudar a eliminar dióxido de carbono de la atmósfera, el balance general sigue siendo complejo y requiere una investigación continua.