India y Canadá son dos países democráticos que comparten valores e intereses comunes, pero que también enfrentan desafíos y diferencias en su relación bilateral. Uno de los principales obstáculos es la cuestión de los derechos humanos y el apoyo de algunos sectores canadienses al movimiento separatista sij en India.
La tensión entre ambos países se ha agudizado tras las recientes declaraciones del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, expresando su preocupación por la situación de los agricultores indios que protestan contra las reformas agrarias impulsadas por el gobierno de Narendra Modi. Estas declaraciones fueron consideradas como una injerencia en los asuntos internos de India, y provocaron una fuerte reacción del gobierno indio, que convocó al embajador canadiense en Nueva Delhi para expresarle su malestar.
La disputa entre India y Canadá no es nueva, sino que se remonta a décadas atrás, cuando algunos grupos sijes radicados en Canadá llevaron a cabo actos violentos contra el Estado indio, como el atentado contra el vuelo 182 de Air India en 1985, que causó la muerte de 329 personas. Desde entonces, India ha reclamado a Canadá que tome medidas más firmes contra los elementos extremistas que operan en su territorio, y que no permita que se utilice su suelo para promover el separatismo sij.
Por su parte, Canadá ha defendido el derecho de sus ciudadanos a expresar sus opiniones sobre cualquier tema, siempre que lo hagan de forma pacífica y respetuosa con la ley. Asimismo, ha manifestado su apoyo al diálogo y la reconciliación entre el gobierno indio y las comunidades sijes, tanto dentro como fuera de India.
Sin embargo, más allá de este conflicto, India y Canadá tienen muchos motivos para cooperar y fortalecer sus lazos bilaterales. Ambos países son miembros del Commonwealth, de la Organización Mundial del Comercio y del G20, y comparten intereses estratégicos en temas como la seguridad regional, el cambio climático, la energía, la educación y la innovación.
Además, ambos países tienen una importante presencia de la diáspora india en Canadá, que supera los 1,6 millones de personas, y que constituye un puente cultural y económico entre las dos naciones. La diáspora india ha contribuido al desarrollo y la diversidad de Canadá, y también ha mantenido vínculos con su país de origen.
Por ello, es necesario que India y Canadá superen sus diferencias y busquen puntos en común para resolver su disputa. Para ello, se requiere un diálogo franco y constructivo entre los líderes políticos de ambos países, así como un mayor entendimiento y respeto mutuo entre sus sociedades civiles. Solo así se podrá construir una relación bilateral basada en la confianza, la cooperación y el beneficio mutuo.