un escalofriante aumento de las tensiones en la región ártica, las fuerzas militares de Estados Unidos y Canadá interceptaron conjuntamente varios aviones de combate rusos y chinos cerca de Alaska en horas tempranas de hoy. El incidente marca un desafío significativo a la seguridad del espacio aéreo norteamericano, según informaron oficiales militares que reportaron un esfuerzo coordinado para aproximarse a las fronteras del espacio aéreo soberano.
La confrontación se desarrolló aproximadamente a 250 millas de la costa de Alaska, donde se detectó que cazas Su-35 rusos acompañados por aviones J-20 chinos entraban en la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ, por sus siglas en inglés) de Alaska. Esta zona, aunque no es espacio aéreo soberano, requiere que las aeronaves se identifiquen y declaren sus intenciones para garantizar la seguridad regional y prevenir choques accidentales.
Los funcionarios de los Comandos Norteamericano y Conjunto de Operaciones de Canadá respondieron rápidamente, enviando F-22 Raptors y CF-18 Hornets para interceptar y escoltar los aviones intrusos fuera de la ADIZ. Según fuentes militares, la interceptación se llevó a cabo sin incidentes, con los aviones rusos y chinos cumpliendo con las órdenes de los interceptores y abandonando la ADIZ rápidamente.
Las autoridades de defensa de Estados Unidos y Canadá han expresado preocupación por la creciente frecuencia de actividades militares rusas y chinas cerca del espacio aéreo norteamericano, destacando la necesidad de una vigilancia y preparación elevadas. Este último incidente ocurre en medio de tensiones geopolíticas más amplias que involucran posicionamientos estratégicos en el Ártico, donde el derretimiento de los casquetes polares ha abierto nuevas rutas marítimas y acceso a recursos valiosos, intensificando la competencia entre potencias globales.
El Pentágono ha afirmado que, aunque tales interceptaciones no son infrecuentes, la presencia simultánea de aviones rusos y chinos representa un desarrollo notable en la dinámica regional. Los analistas sugieren que tanto Rusia como China están decididos a afirmar sus capacidades militares e influencia en el Ártico, que cada vez más se convierte en un punto focal de maniobras geopolíticas e intereses estratégicos.
Las autoridades en Washington y Ottawa han enfatizado que la interceptación se realizó de acuerdo con los protocolos internacionales y las leyes que rigen la seguridad del espacio aéreo, subrayando el compromiso de defender los intereses soberanos y mantener la estabilidad regional en América del Norte.