El Papa Francisco, de 88 años, ha experimentado una «leve mejoría» en su estado de salud tras ser hospitalizado hace una semana en el Hospital Policlínico Gemelli de Roma debido a una neumonía bilateral. Según informó el Vaticano, el pontífice se ha levantado de la cama, ha desayunado y continúa sin fiebre. Aunque persisten algunos brotes de neumonía, respira de manera independiente y su función cardíaca es estable.
A pesar de esta evolución positiva, la posibilidad de una renuncia papal ha sido tema de discusión entre altos cargos eclesiásticos. El Arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, ha manifestado que, aunque Francisco se está recuperando y su salud es estable, es necesario prepararse para una posible renuncia debido a su delicado estado de salud. Saiz Meneses señaló que la longevidad moderna a menudo viene acompañada de limitaciones físicas y recordó el precedente de la renuncia del Papa Benedicto XVI en 2013.
El propio Papa Francisco ha abordado anteriormente la cuestión de su renuncia. En una entrevista en diciembre de 2022, reveló que al inicio de su pontificado firmó una carta de renuncia en caso de impedimento médico, la cual está depositada en la Secretaría de Estado del Vaticano.
Mientras tanto, líderes mundiales han mostrado su apoyo al pontífice durante su convalecencia. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, visitó al Papa en el hospital y afirmó que lo encontró «alerta y despierto», y que incluso bromearon como de costumbre.
La comunidad católica y el mundo en general permanecen atentos a la evolución de la salud del Papa Francisco y a las decisiones que puedan derivarse de su estado actual.