THE LATIN VOX (25 de octubre del 2024).- Por Francisco Javier Valdiviezo Cruz
Un equipo de científicos liderado por investigadores británicos ha revelado que una delgada capa de agua fría, de menos de 2 mm de profundidad, juega un papel crucial en la capacidad de los océanos para absorber dióxido de carbono (CO2). Tras meses de expediciones por el Atlántico, donde midieron meticulosamente los niveles de gas y temperatura, los investigadores encontraron que la sutil diferencia de temperatura entre la «piel del océano» y la capa de agua subyacente crea una interfaz que facilita la absorción de CO2.
Los científicos utilizaron equipos altamente sensibles para medir la temperatura del agua y detectar diferencias mínimas en la concentración de CO2 en el aire que se dirige hacia la superficie del océano y se aleja de ella. Este descubrimiento es fundamental, ya que los océanos son responsables de absorber aproximadamente una cuarta parte de las emisiones de carbono producidas por los seres humanos.
La importancia de este trabajo radica en su contribución al desarrollo de modelos climáticos más precisos. Comprender cómo esta delgada capa de agua afecta la absorción de carbono puede mejorar la capacidad de los científicos para predecir el impacto del cambio climático y desarrollar estrategias de mitigación más efectivas.
A medida que el calentamiento global avanza, la capacidad de los océanos para actuar como sumideros de carbono se vuelve cada vez más crítica. La investigación subraya la necesidad de proteger estos ecosistemas marinos, que no solo son vitales para la biodiversidad, sino que también desempeñan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático.
Este hallazgo abre nuevas vías para la investigación sobre cómo los océanos pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático, destacando la importancia de seguir explorando las interacciones entre el clima y los ecosistemas marinos. Con el conocimiento adecuado, es posible que se puedan desarrollar métodos innovadores para mejorar la absorción de CO2 en el futuro, contribuyendo así a un planeta más saludable.
Crédito fotográfico: Rob Crandall/Alamy